Definición de ruin
Para poder entrar de lleno en el establecimiento del significado del término ruin, se hace necesario que, en primer lugar, conozcamos cuál es su origen etimológico. En este sentido, podemos determinar que deriva del latín, concretamente del verbo “ruere”, que puede traducirse como “derrumbarse” o “precipitarse”.
Ruin es un adjetivo que se emplea para calificar a personas, hechos o situaciones que tienen características indignas o infames. La calificación de algo o alguien como ruin siempre es negativa.
Por ejemplo: “No voy a hacer negocios con alguien tan ruin como el señor Brollocket”, “¡Eres una mujer ruin! No pienso pasar ni un segundo más contigo en esta casa”, “Robarle la mascota a un niño es un acto ruin e inentendible”.
Lo ruin se asocia a aquello que es despreciable, ignominioso, miserable o mezquino; por lo tanto, lo ruin merece ser repudiado y condenado. Supongamos que un grupo de vándalos ingresa a una escuela ubicada en un barrio carenciado y prende fuego las instalaciones. Muchos podrán calificar la acción como ruin, ya que quita a niños sin recursos la posibilidad de continuar con sus estudios.
Existe un sinfín de conductas que pueden calificarse como ruines: maltratar a un animal, realizar pintadas antisemitas, golpear a un anciano o discriminar a un discapacitado son apenas algunos ejemplos.
La persona ruin, por lo tanto, es aquella que realiza este tipo de acciones. En general el concepto está asociado a comportamientos que no tienen explicación desde la lógica o desde la moral. Se entiende que robar es malo y reprobable; pero si el ladrón además rompe aquello que no se lleva sólo por maldad, se lo denominará como alguien ruin. Alguien puede llegar a explicar o justificar un robo por condiciones sociales, pero no la generación de un daño sin ningún tipo de sentido.
Dentro del ámbito de la literatura son muchos los personajes que han cobrado protagonismo y que son recordados precisamente por su actitud y comportamiento ruin. Un claro ejemplo de eso lo encontramos en la obra “El avaro” (1668), de Moliére. Se trata de una obra teatral en clave de comedia que gira en torno a la figura de Harpagón, un hombre que da buenas muestras de la avaricia extrema que le identifica.
Otro ejemplo de personajes ruines lo encontramos en la historia “Cuento de Navidad” (1843). Viene a ser una novela corta realizada por el escritor inglés Charles Dickens que se ha convertido en un clásico de la literatura universal. Su personaje central no es otro que Ebenezer Scrooge, un hombre huraño, ruin, muy avaro y realmente egoísta que trata sin piedad a sus empleados, que desprecia a todo el mundo y que sólo se mueve por el dinero.
Sin embargo, todo cambiará para él una noche en la que se le aparecerán tres fantasmas (el del pasado, el del presente y el del futuro), que intentarán que cambie, que muestre respeto y humanidad por los demás, que deje de lado el materialismo y que apueste más por la solidaridad y la tolerancia.