Definición de rezongar
Rezongar es un concepto que deriva de las onomatopeyas zung y zong, según señala el diccionario de la Real Academia Española (RAE). Estas onomatopeyas, por su parte, se asocian a zumbar (generar un ruido continuo que resulta molesto; por extensión, molestar).
La acción de rezongar consiste en protestar, bufar o renegar. Por ejemplo: “Te pedí tres veces que ordenes tu habitación y no lo has hecho: ¿por qué me haces rezongar?”, “¡Basta de rezongar! Limítate a cumplir con mis instrucciones”, “El cachorro me hace rezongar bastante, pero es hermoso y muy juguetón”.
Por lo general, rezongar es algo que hacen los padres y los docentes cuando un niño no respeta órdenes y no hace caso. Si la madre de un chico le ordena que se vaya a bañar antes de las ocho de la noche y el pequeño no lo hace, es probable que la mujer comience a rezongar. Esto puede implicar gritos, resoplidos y gestos de disgusto.
Una maestra, por su parte, puede rezongar cuando sus alumnos no guardan silencio durante las clases. La falta de conducta de los estudiantes irrita a la docente, quien se encarga de repetir una y otra vez la necesidad de comportarse de manera correcta en el salón.
Un joven, por su parte, puede tomar la decisión de involucrarse en política para modificar la realidad de su ciudad. Consultado por un amigo sobre el por qué de su militancia, el joven le puede contestar que si se limita a rezongar, las cosas no van a cambiar: de este modo quiere explicar que no alcanza con quejarse para lograr un cambio, sino que es necesario comprometerse y actuar.
No podemos pasar por alto que rezongar puede decirse también que es esa emisión de palabras o sonidos no articulados que realiza una persona entre dientes en clara muestra de su enfado o de desagrado con lo que ha ocurrido. Así, por ejemplo, es habitual que los niños no duden en rezongar cuando sus padres les han echado la bronca por algo concreto o incluso que lo haga un trabajador cuando, por ejemplo, ha recibido una reprimenda por parte de su superior.
Por regla general, esa acción en ese caso concreto lleva aparejada una clara demostración de desacuerdo. Un claro ejemplo es el siguiente: “Tras ser reñido por sus padres por haber llegado tarde y recibir un castigo, Manuel no paraba de rezongar mientras se encaminaba hacia su habitación”.
Esa actitud por parte de los hijos, la de rezongar, es habitual que saque de quicio a muchos progenitores ya que consideran que es una falta de respeto o una absoluta descortesía. De ahí que, en numerosos casos, no duden en pronunciar la conocida pregunta de “¿qué dices? Dilo en alto que te oiga”. Una cuestión que, por regla general, suele ser respondida con un enfadado “nada” por parte de los menores.
Para evitar ese comportamiento los educadores coinciden en subrayar que es fundamental que en las familias desde que los niños son muy pequeños se apueste por una buena comunicación, es decir, por conseguir que todo, ya sea bueno o malo, se hable de manera abierta, con tranquilidad, exponiendo los distintos puntos de vida y sin gritos.