Definición de regeneración
Regeneración es una noción que procede de regeneratio, un término latino. Se trata del proceso y el resultado de regenerar (lograr que algo recupere su forma o estado, realizar un tratamiento para que un material pueda reutilizarse, conseguir que una persona deje de lado una conducta dañina).
Por ejemplo: “Los científicos investigan cómo facilitar la regeneración de las células”, “El Gobierno estudia una nueva estrategia para la regeneración urbana”, “La regeneración de los bosques no será posible mientras el ser humano mantenga esta clase de conducta”.
En el contexto de la biología, se habla de regeneración para referirse al proceso que llevan a cabo ciertos organismos para recuperar o reestablecer células, tejidos u órganos ausentes. La capacidad de regeneración varía de acuerdo a la especie: mientras que algunas pueden regenerar extremidades completas, otras casi no consiguen concretar ninguna clase de regeneración.
Un ejemplo de regeneración es lo que realiza la lagartija o salamanca cuando pierde su cola y ésta vuelve a crecer. Los turbelarios también son especies con una asombrosa capacidad de regeneración: si son cortados a la mitad, crece una nueva cabeza en la mitad donde quedó la cola y viceversa.
Los tuberlarios también se conocen con el nombre de planarias, y se trata de una clase de gusanos planos de pequeñas dimensiones. Por lo general viven en el mar o en agua dulce, aunque algunos de ellos se han adaptado a terrenos húmedos. Para moverse utilizan unos cilios (orgánulos celulares con forma de hilos) y para buscar alimento excavan su entorno activamente. Casi todos los tuberlarios son carnívoros.
Les basta una porción ínfima de su cuerpo para poder llevar a cabo una regeneración completa; más precisamente, son capaces de conseguirlo partiendo de 1/279 de su organismo, algo que resulta fascinante para la ciencia, ya que se aleja considerablemente de nuestras capacidades regenerativas. Según estudios realizados al respecto, se estima que los tuberlarios necesitan dos semanas para conseguir la regeneración, aunque esto varía de acuerdo con la porción del cuerpo y la especie en particular.
Se sabe que los tuberlarios necesitan más tiempo para regenerar el cuerpo partiendo de la cabeza que al revés. Con respecto a la tasa de regeneración, ésta no es proporcional al tamaño del individuo; es decir que una planaria de 20 milímetros de extensión posee la misma tasa que una de 1 centímetro. Sin embargo, sí tiene una relación con su estado nutricional, con lo cual los recursos alimenticios de cada individuo marcan una diferencia notable en este proceso.
La lagartija, por su parte, solamente puede regenerar su cola, pero esto no la vuelve menos interesante. En primer lugar, cabe mencionar que no es necesario que la pierdan en un enfrentamiento, sino que suelen desprenderse de ella voluntariamente para despistar a sus depredadores. Esto sucede gracias a que el miembro se agita durante un rato, permitiéndole al animal escapar sigilosamente.
Esta especie también necesita de su cola para su locomoción, para los cortejos y para el almacenamiento de grasas que luego utilizan en las épocas de escasez de alimento o de enfermedad. Cabe señalar que el miembro regenerado no es idéntico al original, sino más corto y con un color menos intenso, además de no tener vértebras ni escamas. Curiosamente, sucede muy seguido que la regeneración da lugar a dos colas.
El ser humano también cuenta con capacidad de regeneración. Las uñas, la piel, el cabello y los huesos pueden regenerarse. Lo mismo ocurre con el hígado, que incrementa su tamaño cuando le falta una parte. En este caso, no crece nuevamente el fragmento que falta, sino que la porción que quedó aumenta su tamaño con el objetivo de compensar aquello que falta.