Definición de rasgo cultural

Un rasgo es una característica o una particularidad. Cultural, en tanto, es aquello vinculado a la cultura: el conjunto de los rituales, los conocimientos, las expresiones artísticas y las costumbres de una comunidad.

La idea de rasgo cultural, en este marco, suele usarse para aludir a cada una de las unidades mínimas con significado que pueden reconocerse en una determinada cultura. Estas peculiaridades se traducen en comportamientos grupales e individuales.

Los rasgos culturales se reflejan en comportamientos individuales y colectivos.

Características de los rasgos culturales

Los rasgos culturales son transmitidos de generación en generación y dan forma a la identidad de un pueblo. De todos modos, con el paso del tiempo van registrando modificaciones e incluso pueden perderse.

La transmisión de una cultura, en definitiva, es la transmisión de sus rasgos culturales, ya sea mediante el lenguaje o a través de objetos. Cada persona adquiere la cultura vía el aprendizaje, la imitación o la apropiación.

Elementos no materiales y materiales

Es importante saber que los rasgos culturales pueden ser no materiales o materiales. Entre los rasgos no materiales encontramos los valores, las normas y las creencias que inciden en cómo alguien actúa frente a una cierta situación.

Respecto a los rasgos culturales materiales, se trata de piezas muy diversas, desde construcciones hasta herramientas, pasando por adornos y utensilios. Estos elementos suponen una expresión concreta de la cultura.

Los rasgos culturales definen la identidad de un pueblo.

Rasgos culturales en un sistema

Los diversos rasgos culturales se pueden organizar en un sistema. Estos sistemas, a su vez, dan lugar al establecimiento de instituciones sociales, que se centran en las necesidades esenciales de una sociedad.

Respetar y proteger los rasgos culturales de una comunidad supone defender su identidad y aquello que la hace única. En el extremo opuesto, cercenar los rasgos culturales atenta contra la existencia de un grupo como tal.

La posibilidad de comunicarnos con personas de todo el mundo y disfrutar de sus libros, deportes, danzas y películas, por ejemplo, nos abre las puertas a conocer sus rasgos culturales. En principio, la conexión con «el afuera» debería ser positiva, ya que nos invita a conocernos mejor a nosotros mismos ante el contraste inevitable con los individuos de otros países. Sin embargo, el miedo a entregarnos a lo desconocido puede generar el efecto contrario, llevándonos a la discriminación y el racismo.

No es raro oír comentarios acerca de las características negativas que, supuestamente, representan a los demás pueblos: «estos son tacaños», «esos son haraganes», «aquellos son sucios», etcétera. Una de las razones por las cuales se crean y divulgan estas ideas es la falta de comprensión de los rasgos culturales ajenos. Esto sucede porque no es tan fácil entenderlos como compararlos con los nuestros, sino que debemos prestar atención a otros pilares fundamentales de la sociedad.

La mirada de Hofstede

En este punto es adecuado mencionar la Teoría de las dimensiones culturales, elaborada por Geert Hofstede, un psicólogo social de Países Bajos que intenta dar una explicación a las diferencias más evidentes entre las culturas. Se trata de uno de los estudios más importantes en este ámbito y nos propone las siguientes dimensiones:

* índice de distancia al poder: la relación que los ciudadanos tienen con sus autoridades nacionales. Un ejemplo de un índice alto es Francia;

* individualismo versus colectivismo: la tendencia que tiene una sociedad a mirar por sus propios intereses o a preocuparse por la comunidad;

* evasión de la incertidumbre: el límite hasta el cual los ciudadanos confían en las normas y las necesitan para su organización;

* masculinidad versus feminidad: el valor que la cultura les da a rasgos como la ambición y la competitividad o la calidad de vida y las relaciones interpersonales;

* largo o corto plazo: este índice estudia el tipo de metas que se impone una sociedad, que en sus dos extremos pueden perseguir la estabilidad inmediata o apostar por la persistencia.

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