Definición de rapidez
Rapidez es la cualidad de aquel o aquello que es rápido (y que, por lo tanto, se desplaza a mucha velocidad). Puede decirse, por lo tanto, que la rapidez refleja el vínculo entre un cierto trayecto recorrido y el tiempo que llevó atravesar la distancia en cuestión.
A medida que el objeto o la persona se movilizan a mayor velocidad, se dirá que tienen mayor rapidez. Por ejemplo: “El atleta etíope logró completar los últimos kilómetros de la maratón con gran rapidez”, “La rapidez del delantero fue el arma más importante del equipo en esta primera etapa”, “El hombre no tuvo la rapidez necesaria para moverse y evitar el impacto”.
Supongamos que dos automóviles parten de un mismo punto para recorrer una distancia de 100 kilómetros. El automóvil A llega a la meta en dos horas (120 minutos), mientras que el automóvil B arriba en 160 minutos. Puede decirse que el automóvil A recorrió el trayecto con mayor rapidez, ya que llegó antes que el automóvil B. Si lo analizamos desde la velocidad, notaremos que el automóvil A tuvo una velocidad media de 50 kilómetros por hora, mayor que la velocidad media del automóvil B (37,5 kilómetros por hora).
Por todo esto, nos encontramos con el hecho de que la rapidez es fundamental dentro del mundo del deporte, concretamente en ciertas disciplinas en las que el ganador es el que muestra más rapidez que sus contrincantes. Nos estamos refiriendo a deportes tales como el atletismo, el ciclismo, el motociclismo o el automovilismo.
Así, en la Fórmula 1, por ejemplo, el que consigue subirse al podio como vencedor es aquel piloto que ha conseguido darle las vueltas determinadas al circuito en el menor tiempo posible.
No obstante, no siempre la rapidez es algo positivo. En concreto, nos topamos con el hecho de que esta no es beneficiosa en lo que respecta al ámbito de las relaciones íntimas. Así, por ejemplo, se establece que los hombres que consiguen eyacular de manera muy rápida presentan un problema, que responde al nombre de eyaculación precoz.
Esa situación se calcula que afecta a un porcentaje de entre 25% y 40% de los hombres, y que puede tener causas muy variadas, tales como ansiedad, enfermedades específicas, estrés, nerviosismo, un exceso de excitación sexual, ingesta de ciertos medicamentos…
Ante esa circunstancia, que incomoda tanto a quienes la padecen como a sus parejas, lo recomendable es ponerse en manos de profesionales médicos para que establezcan una serie de medidas e incluso un tratamiento que ayude a atajarla de raíz. En concreto, en base a los factores que lo causen, se puede optar por recetarles fármacos, por cambiar diversas conductas o aprendizajes sexuales e incluso por realizar ejercicios específicos.
La rapidez también puede asociarse al tiempo que demora concretar algo o a la velocidad de reacción de un individuo: “La familia de la víctima quedó conforme porque el fallo salió con gran rapidez”, “Con rapidez, el joven desestimó las acusaciones y dijo ser víctima de una campaña en su contra”.