Definición de psicología clínica
Para comprender el significado de psicología clínica es importante que primero establezcamos el origen etimológico de las dos palabras que dan forma al término. Así, el primer vocablo, psicología, emana del griego donde podemos apreciar que está conformado por la unión de dos partes claramente delimitadas: psyche, que es sinónimo de “alma”, y logia, que puede traducirse como “estudio de”.
Por otra parte, la segunda palabra, clínica, también procede del griego. En concreto sus antecedentes se encuentran en el término kline que es equivalente a “cama”.
La psicología clínica se encarga de la investigación, la evaluación, el diagnóstico, el pronóstico, el tratamiento, la rehabilitación y la prevención de las cuestiones que afectan a la salud mental. Se trata de una rama de la psicología que atiende las condiciones que pueden generar malestar o sufrimiento a las personas.
La psicoterapia y el asesoramiento psicológico son dos de las principales prácticas de esta disciplina, cuyos orígenes se remontan a 1896 de la mano de Lightner Witmer. Durante las primeras décadas del siglo XX, la psicología clínica se centró en la evaluación psicológica; sin embargo, a partir de la Segunda Guerra Mundial, los esfuerzos se encaminaron hacia el tratamiento de los pacientes.
Es importante distinguir entre la psicología clínica y la psiquiatría, ya que los psiquiatras cuentan con autorización legal para la prescripción de medicamentos. Por otra parte, cabe destacar que la psicología clínica tiene cuatro orientaciones teóricas primarias: la psicodinámica, la humanista, la cognitiva comportamental y la terapia familiar.
No obstante, hay que seguir ahondando en la materia para poder determinar que actualmente la psicología clínica tiene muchos campos de estudio. Así, entre los mismos nos encontramos con la psicología social, la psicología comunitaria, la neuropsicología clínica, la psiconeuroinmulogía o la psicooncología.
Esta última podemos determinar que es una disciplina, a medio camino entre la medicina y la psicología, que toma como punto de partida el descubrimiento de un cáncer a una persona. A partir de ese mazazo se analizan las relaciones que se establecen entre el enfermo y su entorno, el tratamiento, el estado de salud o los comportamientos.
Todo ello da lugar a que se establezca que, a través de este tipo de psicología, no sólo hay que tratar al paciente sino también a su familia, que hay que incentivar en todo momento la dignidad de aquel, que hay que promover lo que es la autonomía del mismo y también que es fundamental el cuidar todos los aspectos del entorno porque influyen en su recuperación.
Entre los síntomas psicológicos que atiende la psicología clínica, se encuentran los trastornos somáticos (que pueden aparecer de manera aguda o estar presentes de modo constante), los trastornos psíquicos (como la sensación de temor o las preocupaciones infundadas) y los trastornos conductuales (la inquietud motora, la irritabilidad y las perturbaciones del sueño, entre otros).
Cabe mencionar, entre los trastornos somáticos, a los síntomas cardiovasculares (son los más frecuentes, como la taquicardia con palpitaciones), los síntomas respiratorios (sensación de falta de aire o de ahogo), los síntomas gastrointestinales (nauseas, vómitos) y los síntomas genitourinarios (como la impotencia transitoria o los trastornos del ciclo menstrual).