Definición de psicodélico
Psicodélico es un adjetivo que se utiliza para nombrar a aquello que favorece la irrupción de cuestiones psíquicas que, por lo general, se encuentran escondidas. El concepto también califica a lo que provoca una potenciación de elementos psíquicos, como ciertas drogas.
Puede decirse que lo psicodélico es aquello que modifica la percepción y los procesos cognitivos. Si se analizan las raíces etimológicas del concepto, se llega a una expresión griega que refiere a una manifestación del alma (es decir, a la exhibición de algo inmaterial que estaba oculto en el interior de la persona).
Las drogas psicodélicas, por lo tanto, modifican el estado anímico común de la persona y la llevan a experimentar alucinaciones y otras condiciones que se asemejan a imágenes oníricas.
Se entiende por psicodelia a todo aquello que implica una proyección de fenómenos mentales o psicológicos que suelen estar ocultos. La experiencia psicodélica es el proceso que se genera cuando una droga u otro factor estimulante alteran la conciencia y provocan una alucinación, modificaciones en las cuestiones sensoriales, etc.
El arte psicodélico, también conocido con el nombre de arte lisérgico, abarca aquellas expresiones artísticas que surgen a partir de la utilización de drogas psicodélicas, entre las que se encuentran el peyote y el LSD. La persona, que puede ser un músico, un pintor, un escritor u otra clase de artista, busca volcar su universo interior en sus obras.
La palabra «lisérgico» hace alusión al nombre del LSD, ya que la sigla representa la dietilamida de ácido lisérgico. Con respecto al uso de «psicodélico» para denominar este tipo de arte, la primera referencia estuvo a cargo de Humphry Osmond, un psicólogo británico que intentó reflejar la manifestación del alma que se daba durante las exposiciones.
También se conoce como arte psicodélico a aquel que imita, a través de imágenes y/o sonidos, las sensaciones que se experimentan al hacer uso de alucinógenos. Si bien cualquier trabajo de tipo artístico que busque exteriorizar el mundo interior de la mente puede considerarse psicodélico, por lo general se utiliza esta denominación (o la de arte lisérgico) para hacer referencia al movimientos que tuvo lugar en la década de 1960 denominado «contracultura», término acuñado por un historiador norteamericano llamado Theodore Roszak.
Pasada la contracultura de los años sesenta, la utilización de drogas para crear obras artísticas se vio revitalizada a través del movimiento conocido con el nombre de «rave», el cual se apoyó en las tecnologías electrónicas que surgieron a finales del siglo XX.
La música pop fue la que gozó de más difusión dentro de este grupo, y las artes visuales psicodélicas tuvieron lugar de forma paralela y, por qué no, subordinada a ésta. Los patrones de tipo caleidoscópico propios de las alucinaciones causadas por la droga eran reflejados por medio de fanzines, murales, espectáculos de luces, cómics, portadas de álbumes y pósteres de conciertos.
Uno de los puntos más interesantes del arte psicodélico es la variedad de interpretaciones que se producen por parte del público y los medios de comunicación. Así como los artistas dejan salir su mundo interior a la hora de crear estas obras, sus seguidores también se exponen al recibirlas, ya que es a través de sus inquietudes y necesidades más profundas que intentan comprender los sonidos, los colores y las palabras que, según se las mire, pueden parecer carentes de significado.
En el lenguaje cotidiano, por último, suele calificarse como psicodélico a lo que es extraño, anormal o extravagante, especialmente aquello que presenta una combinación confusa de varios colores y formas difíciles de definir: “Compré una camisa psicodélica para lucir en el baile de esta noche”, «Para serte sincero, no entendí la escena psicodélica de la película».