Definición de propiocepción
El vocablo latino proprius (que puede traducirse como “propio”) y la terminación del inglés perception (es decir, “percepción”) dieron lugar al término proprioception. Dicho concepto llegó a nuestro idioma como propiocepción.
Esta noción se emplea para aludir a la percepción inconsciente que tiene un ser humano de su posición corporal y de sus movimientos. Dicho registro va más allá de la visión.
Suele considerarse a la propiocepción como un sentido que trasciende a los cinco convencionales. El cerebro recibe información sobre la posición del cuerpo y su vínculo con el entorno a través de lo captado por los ojos, pero también de los datos aportados por estructuras de los ligamentos, los tendones, los músculos, etc. Todos esos contenidos, generados a mediante lo que se conoce como propiocepción, son empleados a nivel cerebral para el desarrollo de respuestas que permiten ejecutar con precisión diversas clases de movimientos.
Es posible entrenar y desarrollar la propiocepción para favorecer las respuestas reflejas y automáticas. El recurso más habitual consiste en generar estímulos externos que promuevan este tipo de reacciones.
El entrenamiento de la propiocepción se lleva a cabo a través de ejercicios de coordinación y de equilibrio. Por lo general se utilizan pelotas (balones), aros y otros accesorios que contribuyen a incrementar la dificultad de las acciones.
Es importante tener en cuenta que la propiocepción es vital para la prevención de lesiones. Este sistema, al permitir el conocimiento de la posición exacta de las partes del cuerpo, indica cómo hay que reaccionar en cada situación para evitar golpes y daños.