Definición de potable
Potable es un adjetivo cuyo origen etimológico se halla en el latín potabilis. El término se refiere a aquello que está en condiciones de ser bebido sin que se produzcan consecuencias dañinas para la salud.
Por lo general, se habla de agua potable para nombrar al agua que es susceptible de consumo por parte del ser humano. Esto quiere decir que esta clase de agua puede beberse sin que la acción represente un riesgo para la condición saludable del sujeto.
Las propiedades que debe tener el agua potable son determinadas por las autoridades. Lo que se hace es fijar ciertas cantidades mínimas y máximas de minerales, pH, agentes patógenos, etc., que el agua debe exhibir para ser clasificada como potable.
El agua deja de ser potable cuando presenta partículas no disueltas, elementos con toxicidad, virus o bacterias. En estos casos, el consumo de agua se encuentra prohibido ya que estos componentes pueden generar enfermedades a quien la bebe.
La falta de agua potable supone uno de los problemas sanitarios más graves de la actualidad. Las personas que se ven forzadas a beber agua sin potabilizar pueden sufrir enfermedades de tipo diarreicas que, en algunos casos, ocasionan la muerte.
Es importante, por lo tanto, invertir en estaciones para potabilizar el agua en aquellas regiones más necesitadas. Estas instalaciones pueden apelar a diversas tecnologías, persiguiendo un mismo fin: que el agua sea apta para el consumo humano.
En un sentido amplio, puede afirmarse que el agua potable es aquélla que no tiene sabor, color ni olor. De todas formas, la condición de potable del agua no debe librarse a los sentidos humanos, sino que tiene que ser certificada de manera científica.
A nivel coloquial, por otra parte, potable es algo que puede aceptarse o tolerarse. Por ejemplo: “No es una gran película, pero es potable: te resultará entretenida”, «Esta idea es potable, vamos a darle una oportunidad».
Métodos caseros de potabilización
En muchas partes del mundo el agua del grifo no reúne las condiciones necesarias para ser potable, o bien se desaconseja su consumo sin un proceso previo; esto puede ocurrir por varias razones, como ser que la red de saneamiento no sea óptima o bien que no se clore el agua de forma adecuada. Por esta razón, a la hora de viajar al extranjero es muy importante informarse acerca de la calidad del agua corriente para decidir si beberla o no.
Por suerte para aquellas personas que no desean comprar agua embotellada (lo más aconsejable para evitar todo riesgo de infección) existen dos métodos caseros muy sencillos para conseguir agua potable, que se exponen a continuación:
* hervor: se trata del método más efectivo. Hervir el agua asegura la eliminación de todos los microorganismos asociados con enfermedades, aunque para ello se aconseja mantenerla a 100 °C durante no menos de un minuto y luego dejarla enfriar a temperatura ambiente. Algunas personas recomiendan agregar una pizca de sal por cada litro de agua, para mejorar su sabor. Es muy importante proteger el agua hervida del contacto con el aire tanto como sea posible, y para ello se debe almacenar en un recipiente cerrado en cuanto se enfríe;
* desinfección química: si no contamos con los medios para hervir el agua, siempre podemos recurrir a la desinfección con los químicos denominados halógenos, más precisamente con cloro y yodo (este último es más efectivo). Cabe mencionar que ciertos microorganismos pueden resistirse a este método, lo que ocurre, por ejemplo, con el Toxoplasma, Cyclospora y Criptosporidium. Antes de proceder a desinfectar el agua es importante que no esté turbia; de ser necesario, se puede filtrar con un paño para eliminar cualquier rastro de materia flotante.