Definición de portaretrato
Es habitual encontrar escrito el término portaretrato, haciendo referencia al marco portátil que se utiliza para exhibir fotografías. Sin embargo, dicho concepto acarrea una falta de ortografía ya que su forma correcta es portarretrato, con doble R luego de la primera A y antes de la E.
Esto se debe a que la letra R puede representar dos sonidos: erre (como en “remanso” o “parrilla”) o ere (“morir”, “perilla”). La representación del sonido erre cuando la R aparece entre dos vocales obliga a la duplicación de la letra (RR).
En las palabras compuestas, si el primer elemento finaliza en vocal y el segundo comienza con R, es necesaria la duplicación para mantener el sonido erre. Por eso, portarretrato se escribe con doble R y no con una sola. Porta- termina en la vocal A y retrato empieza con la consonante R, que debe duplicarse.
Otra cuestión a tener en cuenta para la escritura de portarretrato es que la Real Academia Española (RAE), en su diccionario, también lo acepta como portarretratos, con S final. Así, puede hablarse de “el portarretrato” o “el portarretratos”.
En cuanto al significado de la noción, un portarretrato es un objeto que se usa para la exposición de una fotografía. Por lo general dispone de un pie en su parte trasera para que pueda mantenerse levantado y ser apoyado sobre un mueble, como un estante, un escritorio o una mesa. También existen los portarretratos colgantes (para colocarlos en la pared con ayuda de un clavo) y los portarretratos digitales.
Los portarretratos, en definitiva, son artículos que están presentes en la mayoría de las casas. La gente, por lo general, suele elegir imágenes familiares a modo de decoración de la vivienda, aunque también pueden mostrar fotografías de sus amigos o de sus animales de compañía. En el lugar de trabajo también es común que la gente coloque portarretratos sobre sus escritorios.
La utilidad principal del portarretrato es exhibir una fotografía en alguna parte de la casa o de la oficina, pero más allá de su aplicación práctica existe una serie de sentimientos que pueden impulsarnos a tomar esta decisión o bien a prescindir de ella. Una de las razones por las cuales solemos usar un portarretrato es la necesidad de tener presentes a ciertas personas o animales a quienes amamos y deseamos ver a lo largo de todo el día. Aquí podemos detenernos para contemplar dos casos, porque a veces necesitamos recordar a aquellos que han fallecido, y una fotografía suya en nuestro salón puede devolvernos un poquito de paz cuando más dolor nos causa su pérdida.
De hecho, la fotografía misma como disciplina responde a esa obsesión que el ser humano tiene por alcanzar la inmortalidad. Comenzó haciéndolo con las pinturas rupestres y pasó por las diversas eras del arte sobre lienzo hasta llegar a la fotografía y el cine, sin dejar de lado las grabaciones de audio. Tenemos miedo a la muerte, a que nos olviden, y por eso nos fascina la mera idea de capturar pequeñas porciones de nuestra existencia en papel, cinta magnética o celdas de memoria; sea cual sea el medio de almacenamiento, si nos graban, siempre habrá alguien que nos tenga presentes.
Por lo tanto, el portarretrato se combina con la fotografía para volver menos dura la ausencia de alguien, pero también puede servir simplemente para recordar un viaje o un evento con alguien que aún vive con nosotros. Con la llegada al mercado de su versión digital y la masificación de los smartphones, el uso de un portarretrato tradicional es cada vez más raro, en parte porque resulta limitado e incómodo en comparación.