Definición de poligrafía

El vocablo griego polygraphía llegó a nuestro idioma como poligrafía. La primera acepción que recoge la Real Academia Española (RAE) alude a la técnica que permite escribir de forma oculta, de manera tal que aquello que se escribe resulte inteligible solo para aquel que está en condiciones de descubrir el contenido. La noción también refiere a la destreza para descifrar los mensajes de este tipo.

Detectar mentiras

Otro uso de poligrafía se vincula a la medición de magnitudes físicas. Se conoce como polígrafo, en este marco, al dispositivo que mide de forma simultánea distintas variables psicosomáticas, con lo cual se emplea para tratar de confirmar si un testimonio es verdadero o no.

En el lenguaje coloquial a este polígrafo se lo conoce como detector de mentiras. En este caso la poligrafía implica monitorear las respuestas fisiológicas frente a distintas preguntas.

El polígrafo está en condiciones de registrar cambios en la frecuencia respiratoria, el ritmo cardíaco y la presión arterial. Los datos recolectados pueden tomarse como referencia para determinar si una persona está diciendo la verdad o mintiendo.

Supuestos fundamentales

La poligrafía se apoya en dos supuestos que fundamentan su manera de funcionar y su efectividad:

* de reactividad: cuando un individuo se halla en una situación difícil y estresante, como puede ser un interrogatorio por parte de las autoridades policiales, se espera que se sienta nervioso, inquieto y asustado. Estos son los típicos síntomas de un cuadro de ansiedad, el cual también conlleva la puesta en marcha del sistema nervioso simpático, que actúa en momentos de peligro o alerta;

* de verdad: cuando un individuo dice una mentira, es inevitable que se ponga nervioso, aunque más no sea a un nivel ínfimo. Por consiguiente, el polígrafo puede detectar su estado anómalo y asumir que se trata de una respuesta falsa.

Postura científica

Es importante tener en cuenta que, desde el punto de vista de la ciencia, estas máquinas de poligrafía no son fiables. El consenso científico indica que no existe ningún artefacto que posibilite descubrir una mentira con precisión. Esto resulta curioso, ya que el uso del polígrafo es muy común en el ámbito policial e incluso en el ejército.

Precisamente, su éxito en tantas ocasiones sirve como fuente estadística para intentar demostrar su validez como método de detección de mentiras frente a la comunidad científica. Sin embargo, esta última refuta todas las afirmaciones señalando que el sujeto responde de la manera esperada únicamente si cree en la efectividad del polígrafo.

Para la ciencia no son suficientes los dos supuestos fundamentales antes mencionados, sino que para aceptar la poligrafía, y más precisamente le polígrafo, como herramienta para detectar las mentiras, la prueba debería cumplir los siguientes dos puntos:

* la sensibilidad: se trata de número porcentual de resultados positivos en los casos en los que las autoridades saben que el sujeto ha mentido;

* la especificidad: es prácticamente lo contrario al punto anterior, la cantidad de resultados negativos cuando se sabe que el sujeto no está mintiendo.

Poligrafía cardiorrespiratoria

Por otra parte, la poligrafía respiratoria —también conocida como poligrafía cardiorrespiratoria— es un estudio que se realiza para diagnosticar la apnea del sueño. Lo que se hace es controlar variables mientras el paciente está durmiendo para descubrir si la oxigenación se mantiene constante, si se producen pausas respiratorias o si el sujeto ronca, por ejemplo.

A través de la poligrafía cardiorrespiratoria también se miden estas variables a lo largo de los episodios de apnea:

* saturación de oxígeno: para saber si hay alteraciones en la cantidad de oxígeno que llega a la sangre;

* frecuencia cardíaca: cuál es su variación;

* flujo de aire: para saber si el aire está ingresando a los pulmones adecuadamente;

* movimientos del tórax y el abdomen: los propios de la respiración, que se perciben con ayuda de unos cinturones.

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