Definición de pie
Se conoce como pie a las extremidades de las piernas, formadas por una estructura de huesos, articulaciones músculos y otros componentes. Gracias a los pies, las personas pueden mantenerse paradas y caminar.
Por ejemplo: “Se me cayó una silla sobre el pie y me duele mucho al pisar: voy a tener que ir al médico”, “Los masajes en el pie son muy relajantes”, “Me fracturé un dedo del pie jugando al fútbol”.
Es posible reconocer diversas regiones en el pie. La zona inferior se conoce como planta, mientras que la zona superior recibe el nombre de empeine. En cuanto a sus componentes óseos, se pueden distinguir las falanges (los huesos de los dedos), el metatarso y el tarso.
Los pies brindan soporte al cuerpo, ofrecen amortiguación, son necesarios en la estabilización y vitales en la locomoción. Diversos trastornos en el pie, por lo tanto, pueden dificultar o incluso impedir que un sujeto se mantenga erguido o que se desplace.
Las extremidades de las patas de los animales también pueden recibir el nombre de pie. Aunque presentan muchas diferencias respecto a los del ser humano, los pies de los animales también suelen disponer de huesos, articulaciones, etc. Aquellas especies cuyos pies presentan una planta muy desarrollada se califican como plantígradas.
Dado que cada pie del ser humano tiene 33 articulaciones, 26 huesos y más de un centenar de tendones, ligamentos y músculos, es fácil de entender que sea una parte del cuerpo propensa a muchas lesiones y enfermedades, entre las cuales se encuentran los juanetes, los callos, las verrugas en la planta y el pie plano (también conocido como caída del arco). Utilizar calzado inadecuado suele ser una de las causas de dichos trastornos, así como el sobrepeso y la edad avanzada pueden aumentar las probabilidades de su aparición.
Los callos y las callosidades son problemas del pie muy comunes y la causa suele ser la fricción o la presión, por lo general en la zona en la cual el pie roza con los zapatos. Más precisamente, los callos suelen aparecer a los costados o arriba; las callosidades, en la planta. Cabe mencionar que estas lesiones también pueden producirse en las manos.
Para evitar los callos y las callosidades es recomendable usar calzado bien ajustado o plantillas. Es posible tratar estos problemas haciendo uso de una piedra pómez para frotar la zona afectada durante el baño (también se puede usar una toalla). Es importante no raspar dichas formaciones, ya que esto puede acarrear infecciones. Las personas que sufren de problemas circulatorios o diabetes deben consultar con su médico antes de proceder por cuenta propia.
La higiene es importante en todo el cuerpo; en los pies resulta especialmente importante mantener limpios y frescos los espacios que hay entre los dedos, así como las uñas, para evitar la formación de hongos y la proliferación de bacterias.
Otras acepciones
Por extensión a estos significados, puede nombrarse como pie a aquel soporte que permite sostener alguna cosa: “El pie de la mesa no soportó el peso y se quebró”, “La estructura tiene un pie de acero que le permite resistir hasta doscientos kilogramos”, «Si queremos configurar adecuadamente nuestro sistema de audio necesitaremos conseguir pies para los altavoces».
Pie, por último, es una unidad de longitud que está basada en los pies humanos y las civilizaciones antiguas ya la utilizaban. El romano, por ejemplo, medía unos 29,57 cm; el carolingio, por su parte, que solía denominarse drúsico o drusiano, se aproximaba a los 33,27 cm, lo que equivale a 9/8 del romano; el castellano, por último, rondaba los 27,86 cm. En la actualidad, la mayoría de los países utiliza otras unidades de medida, a excepción de ciertos países anglosajones, en los cuales representa 30,48 cm.