Definición de palabras parónimas
Las palabras son elementos que disponen de una determinada funcionalidad en el marco de una expresión. La combinación de las diferentes palabras (que pueden distinguirse por pausas y acentos) forma las oraciones.
Parónimo, por su parte, es un adjetivo que se aplica a aquellos términos que mantienen un vínculo de semejanza a partir de su pronunciación o de su origen etimológico, aunque su escritura y significados sean diferentes.
Las palabras parónimas, por lo tanto, son aquellas que suenan muy parecido o que se escriben de forma similar, pero que significan distintas cosas. Se trata de palabras semejantes que expresan algo disímil.
Dos palabras parónimas que constituyen un claro ejemplo son ciervo y siervo. Un ciervo (con C) es un animal mamífero de alimentación herbívora que se caracteriza por contar con astas. Un siervo (con S), en cambio, era una especie de esclavo que, en la Edad Media, debía trabajar para un señor feudal. Veamos ambos términos usados en oraciones: “Cuando fuimos de campamento, vimos varios ciervos en el bosque”, “Un noble podía tener hasta un centenar de siervos a su servicio”.
Otro ejemplo de palabras parónimas se encuentra en cesión y sesión. En el primer caso, el término (cesión, con C) refiere a renunciar a una cosa en favor de un tercero o a pasar o compartir algo. Sesión, con S, es un periodo temporal en el que se desarrolla una cierta actividad. Puestas en contexto, pueden usarse para expresar las siguientes oraciones: “La cesión del terreno fue decidida por las autoridades municipales tras un intenso debate”, “En la sesión de ayer, mi psicoanalista me recomendó que no reprima mis emociones y que me exprese sin temor a las consecuencias”.
Es importante tener en cuenta que la confusión de dos palabras parónimas puede dar lugar a errores de ortografía o a usos impropios; sin embargo, la paronimia también puede ser utilizada como un recurso literario. La ludolingüística, por ejemplo, es el uso de la lengua con fines lúdicos, la creación de juegos de palabras con la intención de confundir o sorprender al interlocutor o al lector; las palabras parónimas resultan ideales para estos fines.
Opuesto al caso de las palabras homónimas, que generalmente comparten su pronunciación con exactitud y que simplemente difieren en su significado, las palabras parónimas pueden tener claras diferencias en su escritura; de hecho, se pueden dividir en tres grupos: la paronimia de tilde (robo y robó); la paronimia de letra (apertura y abertura); la combinación de ambas (haya y allá).
Dicho esto, se pone en evidencia que el acento de cada región de los países de habla hispana juega un papel importante para que la paronimia cause el efecto esperado o deseado. Por ejemplo, hay hispanohablantes que pronuncian: la x como una s; la cc como una sola c; la combinación mn como una n; las palabras obsesión y aceptar como ocsesión y acectar, respectivamente. Es lógico que dichos fenómenos de la fonética afecten, tanto de manera positiva como negativa, la efectividad de las palabras parónimas.
A continuación se presentan varios ejemplos de palabras parónimas: absorción y adsorción; especia y especie; actitud y aptitud; prever y proveer; emitir y omitir; afecto y efecto; accesible y asequible; arte y harté; ávido y habido; complemento y cumplimiento; costo y coste; fragante y flagrante; infectar e infestar; sesión y sección. Nótese que en algunos casos el sonido de cada palabra de un par puede ser claramente diverso, siempre que sean pronunciadas por personas cuyo acento cumpla ciertas condiciones. Retomando lo expuesto en el párrafo anterior, no es raro oír el término aptitud pronunciado actitud, lo cual elimina sus diferencias ortográficas, como si se tratara de palabras homónimas.