Definición de obcecado

Lo primero que vamos a hacer antes de entrar de lleno en el significado del término obcecado es conocer su origen etimológico. En este caso, hay que exponer que deriva del latín, concretamente del verbo “obcaecare”, que es el resultado de la suma de dos componentes léxicos de dicha lengua:
-El prefijo “ob-”, que se usa para indicar “contra” o “enfrente”.
-El verbo “caecare”, que es sinónimo de “cegar”.

El concepto de obcecado está vinculado a obcecar. La idea de obcecar alude a encandilar, cegar o alucinar.

Alguien que está obcecado, por lo tanto, se encuentra obnubilado u ofuscado. Por lo general se trata de una situación pasajera, aunque hay personas que tienden a mantener una obcecación persistente.

Veamos un ejemplo: “El joven está obcecado con su imagen y se pasa todo el día en el gimnasio”. En este marco, nos encontramos con un muchacho que se muestra obsesionado por su apariencia física. Lo único que le interesa es perfeccionar la apariencia de su cuerpo y exhibir sus cualidades estéticas. Este tipo de conducta, por supuesto, no es saludable, ya que el exceso de ejercicio resulta perjudicial.

Además de las ya expuestas, hay otras palabras que también pueden funcionar como sinónimos de obcecado. Nos estamos refiriendo a obstinado, empecinado, empeñado, terco, tozudo, testarudo o incluso obseso.

Por el contrario, entre sus antónimos nos topamos con términos tales como despreocupado o condescendiente, por ejemplo.

“Durante muchos años estuve obcecado con mi trabajo”, por otra parte, es una expresión de alguien que pasó un largo tiempo concentrado casi exclusivamente en su carrera laboral. Al reconocer esa obcecación, el individuo admite que dedicó demasiado esfuerzo y una atención exagerada a esa cuestión, posiblemente descuidando su vida familiar y social.

Tomemos otro caso. Un hombre, al descubrir a su esposa besándose con otro individuo en un parque, toma una piedra enorme del suelo y comienza a golpear a ambos con furia. Como resultado del ataque, la mujer y su amante pierden la vida. El brutal crimen genera indignación y muchos exigen un duro castigo para el asesino. Su abogado defensor, sin embargo, intenta demostrar que el atacante actuó en estado de emoción violenta, obcecado por la ira que experimentó por la traición. Esta obcecación, de acuerdo al letrado, le generó un arrebato incontenible que nubló su capacidad reflexiva y anuló sus frenos inhibitorios. El juez, por supuesto, será quien determine si efectivamente se produjo esta situación o no y qué tipo de pena corresponde al agresor.

Asimismo, tenemos que establecer, como ejemplo, que hay actores que reconocen que están obcecados con la perfección en su trabajo. Esto les lleva a repetir las escenas cuantas veces consideren oportunas hasta que tengan la idea de que han quedado perfectas y sus interpretaciones no podían ser mejores. Esto es lo que le sucede, por ejemplo, al actor español Mario Casas, según ha dado a conocer el director Kike Maíllo, que ha contado con aquel en la película titulada “Toro”. Esta gira en torno a dos hermanos que se mueven en el mundo de la delincuencia.

De la misma manera, no podemos pasar por alto tampoco que “El poder obcecado” es el título de un libro de René Balestra. Fue publicado en el año 2009 y cuenta con prólogo de Hugo Caligaris.

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