Definición de monograma
En el griego es donde podemos establecer que se encuentra el origen etimológico del término monograma. Exactamente hay que determinar que es el resultado de la unión de tres componentes léxicos:
-El vocablo “monos”, que puede traducirse como “uno” o “solo”.
-El verbo “graphein”, que es sinónimo de “escribir” o “grabar”.
-El sufijo “-ma”, que se emplea para indicar el resultado de la acción.
Un monograma es un símbolo que, combinando letras y/o números, se utiliza en logotipos y sellos a modo de abreviatura. Los componentes del monograma suelen entrelazarse para conformar una unidad.
Entre las palabras que pueden funcionar como sinónimos de monograma podemos destacar tanto letra como cifra pasando por abreviatura, inicial, marca o incluso sello.
Los primeros monogramas se empleaban en el ámbito de la religión, representando nombres como Jesús, Cristo o María. Luego empezaron a ser usados por los nobles y los monarcas a modo de firma.
A nivel religioso, uno de los monogramas más conocidos es aquel que se denomina IHS. Se desarrolla con las letras griegas iota, eta y sigma, vinculadas a las primeras letras de “Jesús” escrito en griego. Con el tiempo, se comenzó a atribuirle distintas expresiones al monograma, convirtiéndolo en una sigla: Iesus Hierusalem Salvator (que puede traducirse como “Jesús Salvador de Jerusalén”), Iesus Hominum Salvator (es decir, “Jesús Salvador de los Hombres”), etc.
Además de todo lo expuesto es interesante conocer que se considera que las monedas fueron unos de los primeros objetos que funcionaron como monogramas. Esto es algo que sucedió en el años 350 a.C y en ese momento los primeros monogramas fueron los nombres de varias ciudades griegas. En concreto, las monedas que aquellas acuñaban tenían la particularidad de incluir como monogramas lo que eran las dos primeras letras de la urbe en cuestión.
Un monograma real, por otra parte, se forma con las iniciales del rey y el ordinal que le corresponde. Además se ornamenta con la corona. Los monogramas reales se plasman en documentos oficiales y atuendos de la familia real.
Se considera que esos monogramas reales empezaron a usarse y a adquirir relevancia durante los siglos VII y VIII. Los reyes y príncipes recurrían a aquellos y esa costumbre llegó hasta la Edad Media, en la que también pasó a convertirse en una acción que llevaban a cabo, por ejemplo, los obispos.
Asimismo hay que establecer que también durante mucho los artistas utilizaban los monogramas para firmar sus obras. Esta fue una tónica general muy empleada durante la época victoriana.
En la actualidad, los monogramas son usados con frecuencia por las empresas como parte de su imagen corporativa. Compañías como Yves Saint Laurent, LG y General Electric han apostado por los monogramas a modo de logotipo, dándose a conocer a través de estas marcas gráficas.
El objetivo de un monograma empresarial es que el observador reconozca al instante el logo y lo asocie con la entidad a la que pertenece. Así se produce una identificación directa entre el monograma y la corporación.