Definición de miosis
Antes de entrar de lleno en el significado del término miosis tenemos que exponer su origen etimológico. En este caso hay que subrayar que se trata de un neologismo que deriva del griego. En concreto, es el resultado de la unión de dos componentes léxicos:
-El verbo “myein”, que puede traducirse como “guiñar el ojo”.
-El sufijo “-sis”, que se usa para indicar “acción”.
El concepto alude al encogimiento de la pupila ocular.
Esta reducción de tamaño es posibilitada por el músculo ciliar y controlada por el sistema nervioso parasimpático. Lo opuesto a la miosis es la midriasis, que es el agrandamiento de la pupila por la acción del músculo dilatador del iris.
Existen varias causas que pueden provocar la miosis. Por lo general se trata de una reacción normal del ojo cuando se registra un incremento de la luminosidad. Sin embargo, algunas drogas y diversas enfermedades también causan la miosis.
La metadona, la morfina, la torazina y el carbacol son algunas de las sustancias que generan miosis. Estos farmacos forman parte de medicamentos que se usan en distintos tratamientos y que tienen a la miosis como un efecto secundario.
En cuanto a las enfermedades que contraen la pupila del ojo de forma patológica, aparecen la miosis espinal, la miosis espasmódica, la hemorragia intracraneal y el síndrome de Claude-Bernard-Horner.
De la misma manera, no hay que pasar por alto que también se considera que otras causas de la miosis pueden ser una hemorragia, concretamente en lo que es el puente troncoencefálico del cerebro, o bien una exposición continuada a ciertas sustancias químicas. En concreto, nos estamos refiriendo a sustancias tales como fertilizantes o herbicidas, por ejemplo.
Como pupila puntiforme también se conoce a la miosis. Una persona que considere que puede sufrirla debe acudir, de inmediato, a la consulta de un oftalmólogo. Este le hará las pruebas pertinentes y establecerá un diagnóstico. Si este determina que efectivamente sufre miosis optará por indicar su hospitalización para que se pueda descubrir qué la causa y adoptar el tratamiento adecuado en cada caso.
Entre los tratamientos puede estar reducir la presión sanguínea del paciente si la miosis se ha producido por una hemorragia cerebral o realizar un lavado de estómago si ha tenido lugar por consumo de drogas, por ejemplo. No obstante, ante otras causas, puede llevar a tener que recurrir al uso de la cirugía, lo que se conoce como pupiloplastia, o bien al empleo de un láser térmico.
Una persona con una vista saludable y que no consume fármacos, en definitiva, experimentará la miosis ante una luz de gran intensidad. En este caso, la pupila se contrae como una respuesta frente al estímulo. Si hay poca luz, en cambio, tendrá lugar la midriasis: la dilatación de la pupila.
Cabe destacar que a los remedios que se suministran para producir la miosis de manera intencional se los califica como mióticos. Las gotas mióticas, en este marco, se emplean para tratar el glaucoma, por ejemplo.