Definición de leucocitos
El primer paso que vamos a dar es conocer el origen etimológico del término leucocitos que ahora nos ocupa. En ese caso, tenemos que exponer que se trata de una palabra que deriva del griego, en concreto es el resultado de la suma de dos componentes léxicos de dicha lengua que están bien diferenciados:
-La palabra “leukos”, que significa “blanco”.
-El sustantivo “kytos”, que es sinónimo de “célula”.
Asimismo, hay que tener en cuenta que se considera que la primera vez de la que se tiene documentación y constancia del uso del término leucocitos fue en la segunda mitad del siglo XIX. En concreto, apareció en el año 1855 en la revisión de la obra “Dicctionaire de médicine, de chirurgie, de pharmacie…”, escrita por Pierre Hubert y cuya citada revisión estuvo realizada por los franceses Charles Philippe Robin y Émile M.P. Littré.
En España, por su parte, la primera vez que ha quedado documentado ese término fue en el año 1896 en un diccionario castellano realizado por Elías Zerolo.
Los leucocitos, también llamados glóbulos blancos, son células incoloras o blanquecinas que se encuentran en la linfa y en la sangre. Tienen la función de defender al organismo de diversas clases de antígenos.
Encargados de ejecutar la respuesta inmunitaria, los leucocitos son producidos en el tejido linfático y en la médula ósea. La cantidad que se detecta en el cuerpo a través de un análisis de laboratorio puede revelar la existencia de diferentes enfermedades cuando los valores no son los normales.
Se considera que un ser humano debe tener entre 4.000 y 11.000 leucocitos por microlitro de sangre. Cuando el nivel es inferior, se registra un trastorno conocido como leucopenia; en cambio, si el nivel es superior, se trata de un caso de leucocitosis. Tanto la leucopenia como la leucocitosis pueden ser síntomas de distintos problemas de salud, como infecciones o intoxicaciones.
De la misma manera, tenemos que establecer que, por regla general, unos resultados anormales de leucocitos vienen a dejar patente que la persona que se ha sometido al análisis sanguíneo puede presentarse diferentes problemas de salud. Así, en concreto, puede sufrir desde una artritis reumatoide hasta tiroiditis pasando por estrés agudo, gota, leucemia, fiebre reumática o un traumatismo, por ejemplo.
No obstante, esos resultados anormales pueden deberse también a que ese individuo se está sometiendo a un tratamiento de quimioterapia o radioterapia, por ejemplo.
Cabe destacar que a los componentes celulares de la sangre se los llama elementos formes o figurados. Estos componentes son las plaquetas, los hematíes o eritrocitos (glóbulos rojos) y los leucocitos (glóbulos blancos).
Al carecer de pigmentos, los leucocitos son blancos. Estas células presentan núcleo y mitocondrias, entre otros orgánulos, y pueden desplazarse gracias a sus pseudópodos.
A través de la diapédesis, en tanto, los leucocitos extienden su contenido citoplasmático y pueden escapar de los vasos sanguíneos. De esta forma entran en contacto con los tejidos que se hallan en el interior del cuerpo.
Los linfocitos, los monocitos, los neutrófilos, los basófilos y los eosinófilos son distintos tipos de leucocitos. Cada uno tiene diferentes funciones: mientras que los eosinófilos actúan en las infecciones causadas por parásitos, los neutrófilos ganan protagonismo ante las infecciones provocadas por hongos o bacterias, por ejemplo.