Definición de lateralidad
Con origen en la palabra francesa latéralité, el concepto de lateralidad hace referencia a la predilección que nace de manera espontánea en un ser vivo para utilizar con mayor frecuencia los órganos que se encuentra en el lado derecho o en el lado izquierdo del cuerpo.
En el caso de los seres humanos, existe un número más elevado de diestros (que usan más el lado derecho) que de zurdos (privilegian el lado izquierdo). El origen de la lateralidad, de todos modos, no se conoce con precisión. Los expertos creen que está vinculado a que el hemisferio cerebral izquierdo, que se encarga de ejercer control sobre el lado opuesto, es el predominante.
Entre los síntomas más frecuentes que se establecen que indican la lateralidad en un niño se encuentran aquellos que afectan a cuestiones tan importantes como la concentración y la comprensión o el lenguaje escrito. Esto se traduce a su vez en factores como la falta de autoestima y la inseguridad, la desmotivación, el sufrimiento personal y familiar, la ansiedad o el bloqueo.
Para poder detectar dicha lateralidad o simplemente para poder comprobar qué parte del cerebro y del cuerpo es la que predomina en una persona en concreto existen una serie de pruebas que se pueden llevar a cabo. Entre ellas destaca, por ejemplo, el conocido Test de Harris que se basa en que aquella lleve a cabo diez acciones diferentes.
Así, a través del desarrollo de dichas actividades se podrá determinar que parte de su cuerpo es la “preponderante”. En concreto, aquellas son el darle cuerda a un reloj, el lanzamiento de una pelota, escribir, cortar con un cuchillo, cepillarse los dientes, golpear con un martillo, tensar una goma, cortar con unas tijeras, peinarse y girar el pomo de un puerta.
No obstante, existen otros tipos de test que igualmente se utilizan para determinar la lateralidad de la que estamos hablando. De esta forma, se puede hablar del Test de Zazzo que sustenta en la realización de tres actos (chutar un balón, repartir unas cartas y un relacionado con la puntería) o el Test de Bergea que se basa en la ejecución de unas actividades con las manos como encender una cerilla, desenroscar un tapón o recortar.
La prevalencia del lado derecho, de todos modos, no es sólo una cuestión propia de la biología. La cultura se encarga de reforzar dicha tendencia a través de diversos mecanismos: en nuestra lengua, por ejemplo, el término siniestra (que deriva de un vocablo latino que puede traducirse como “a la izquierda”) tiene una connotación negativa.
Si un sujeto es obligado a emplear la mano contraria a la que elige de forma natural, estamos ante un caso de lateralidad forzada.
Se conoce como ambidiestro, por otra parte, a quien puede usar los dos lados del cuerpo con idéntica habilidad. Esto hace que el individuo esté en condiciones de escribir con cualquiera de las dos manos. La ambidestreza, de todos modos, es poco habitual y no implica que los ambidiestros no exhiban una mayor predisposición a usar un cierto lado de su cuerpo.