Definición de lacónico
Establecer el origen etimológico de la palabra lacónico que ahora nos ocupa, nos lleva a marcharnos, simbólicamente hablando, hasta el griego. Y es que procede de “lakonikos” que era el nombre que se utilizaba en la Antigua Grecia para referirse a toda aquella persona que era oriunda de Laconia.
Lacónico o laconio es un adjetivo que refiere a quien es natural de Laconia, una nación de la Grecia antigua. La ciudad más importante de esta región, que hoy es una unidad periférica griega, era Esparta.
De allí deriva la noción de lacónico, que está vinculado a algo conciso, breve o compendioso. Alguien lacónico, por lo tanto, escribe o habla de esa manera.
Se dice que los educadores espartanos exigían a los estudiantes que hablen poco. Otra anécdota indica que, cuando sitiadores de la región enviaron a un mensajero para advertir que a los pobladores que, si su bando ganaba la guerra, serían esclavos para siempre, el comandante de Laconia apenas contestó: “Si ganan…”
Desde entonces, lo lacónico se asocia a la expresión concisa que incluye las palabras justas. El laconismo (cualidad de lacónico) aparece en diversos ámbitos, ya sea por cuestiones funcionales (como entre los militares) o filosóficas (el minimalismo).
Precisamente, tomando como punto de partida esa brevedad y concisión en el lenguaje, tendríamos que subrayar que hay muchos escritores que se han convertido en perfectos ejemplos de lo que es ser un autor lacónico.
Muchos son los nombres de plumas de todos los tiempos y lugares que se consideran referentes de ese tipo de escritura. No obstante, entre los más significativos se encuentran los del americano Ernest Hemingway, conocido por obras tales como “Adiós a las armas” (1918) o “Por quién doblan las campanas” (1940), y del argentino Antonio Di Benedetto, que realizó novelas tan importantes como “Sombras, nada más” (1985) y “El silenciero” (1964).
Otro escritor argentino de gran valor internacional también está considerado por muchos como un autor lacónico. Nos estamos refiriendo a Jorge Luis Borges, figura cultural fundamental del siglo XX, que llevó a cabo la creación de trabajos tan significativos como “Historia universal de la infamia” (1936) o “La memoria de Shakespeare” (1983).
Asimismo, dentro del mundo del cine y la interpretación, en general, se considera que hay actores que son perfectos ejemplos de profesionales lacónicos. Este sería el caso, por ejemplo, de Gary Cooper, figura habitual de los westerns como, por ejemplo, en la oscarizada “Solo ante el peligro” (1952).
Para poder entender mejor este último significado de lacónico, podemos tomar el ejemplo de dos entrenadores de fútbol cuyos equipos están a punto de enfrentarse en un partido. A ambos se les pregunta qué debe hacer su conjunto para vencer al rival. Uno de los entrenadores afirma: “La clave está en controlar la mitad del campo para impedir que sus creadores de juego puedan moverse con libertad: si recuperamos el balón en esa zona, tenemos opciones de atacar por los costados con nuestros laterales o de patear de media distancia”. El otro entrenador, lacónico, responde: “Para ganar, tenemos que hacer al menos un gol más que el rival”.