Definición de lábil
La noción de lábil tiene su raíz etimológica en labĭlis, un vocablo latino. Se trata de un adjetivo que presenta varias acepciones de acuerdo al contexto.
Algo lábil es frágil e inestable. Esto quiere decir que puede romperse, resbalarse o desintegrarse con facilidad.
Por ejemplo: “La más mínima brisa puede provocar la caída de una estructura tan lábil”, “El límite entre la vida y la muerte, en ocasiones, se vuelve lábil”, “Estuve tres semanas hospitalizado y aún me siento un poco lábil”.
La debilidad, la caducidad y la inseguridad son otras ideas que se asocian al término lábil. Lo opuesto a este concepto está representado por lo fuerte, firme y seguro.
Una sustancia lábil, en este marco, es aquella que registra una marcada inestabilidad. De este modo, el compuesto lábil puede transformarse en otro diferente de manera sencilla.
La labilidad emocional, por otra parte, se vincula a cambios repentinos y anormales del ánimo. Esta particularidad, en algunos casos, está originada por lesiones o enfermedades de tipo neurológico.
Quien padece labilidad emocional puede experimentar y expresar sus emociones de forma exagerada. Los ataques de risa o de llanto en momentos inapropiados son frecuentes, generando incomodidad en la persona y desconcierto en aquellos que la rodean.
El llamado afecto lábil, por lo tanto, es una variabilidad de la expresión afectiva que no resulta normal. Se caracteriza por las modificaciones rápidas y repetidas del estado anímico.
Es importante no confundir la labilidad emocional con el trastorno bipolar. Mientras que la labilidad no es una patología, el trastorno bipolar es una enfermedad de la salud mental cuyo diagnóstico debe ser realizado por un médico psiquiatra.