Definición de interludio
El vocablo latino interludĕre, que puede traducirse como “jugar a ratos o en medio”, llegó al latín medieval como interludium, que a su vez derivó en nuestra lengua en interludio. El término se emplea en el ámbito de la música.
En la antigüedad, la idea de interludio se usaba para calificar a una composición breve que los organistas ejecutaban en medio de las estrofas de una composición coral. Se trataba de piezas que se intercalaban entre los versos de salmos, himnos y otras obras.
Actualmente se entiende por interludio al pasaje cuya ejecución se desarrolla entre dos partes de una misma pieza. En la música instrumental, el interludio sirve como intermedio.
En el terreno de la ópera, los interludios aparecen entre actos y contribuyen al avance de la acción dramática. Son números que se ubican en el interior de la ópera, por lo tanto no se sitúan al comienzo (como la obertura o el preludio) ni tampoco al final. En el interludio, es habitual que los personajes estén inactivos o incluso fuera del escenario, momentos que se aprovechan para darle protagonismo a la orquesta o cambiar de vestuario, por ejemplo.
Si bien en la música popular el interludio no es muy común, algunas de las grandes figuras de la composición han incurrido en este tipo de pieza para articular sus álbumes. Tal es el caso de Mariah Carey, una cantautora nacida en Norte América en el año 1970, que goza del título de la mujer solista que más discos ha vendido en la historia, además de superar en canciones que hayan alcanzado el puesto número uno a los Beatles.
Así como en la ópera, el interludio en la música popular sirve a modo de transición entre un estado y otro, aunque también puede dar lugar a una mayor soltura vocal e instrumental. Con respecto a su contenido, por lo general reflexiona acerca de algunos aspectos de la letra de la canción anterior o incluso de las que la preceden, y avanza hacia un nuevo estado, que será explorado en las siguientes. Es importante señalar que no todos los interludios tienen texto, sino que algunos llevan a cabo este paso de un estado a otro por medio de las melodías.
Los nombres de las canciones son un aspecto muy curioso, en especial si echamos un vistazo a diversas composiciones desde el barroco hasta la actualidad. En la música de hace varios siglos había dos tendencias comunes: nombrar la pieza con las primeras palabras de su letra (por ejemplo, con el primer verso) o bien asignarle un nombre de apariencia técnica, que constase del tipo de composición y un número de orden (como ser «preludio Nº 4»). Hoy en día, por otro lado, los compositores de música popular suelen escoger títulos impactantes, que no siempre se encuentren en el texto.
El interludio en la música tiene, por lo tanto, más de una función: unir de manera más fluida dos piezas o partes de una obra, darles a los cantantes unos minutos para cambiarse, generar una pausa para modificar el escenario o incluso permitirle al oyente «digerir» una parte muy dramática antes de continuar.
Es importante mencionar que el concepto también se usa más allá de la música. En su sentido más amplio, se utiliza con referencia a una interrupción en el desarrollo de una acción o de un proceso: “En medio de la crisis económica, el gobierno gozó de un interludio de tranquilidad gracias al informe positivo presentado por el Fondo Monetario Internacional”, “Tras el interludio, el conjunto local salió al campo de juego mucho más activo”, “El escritor vivió casi medio siglo en España, con un interludio de un año donde estuvo radicado en Italia”.