Definición de inexorable

Lo primero que vamos a hacer en pro de descubrir el significado del término inexorable es conocer su origen etimológico. En este caso, podemos establecer que es una palabra que deriva del latín, concretamente de “inexorabilis”, que puede traducirse como “imperturbable” y que es el fruto de la suma de varios componentes léxicos de dicha lengua:
-El prefijo “in-”, que significa “no” y “sin”.
-El verbo “exorare”, que es equivalente a “suplicar” o “exteriorizar”.
-El sufijo “-bilis”, que se usa para indicar “que puede”.

El término se emplea para calificar a lo inevitable o irrevocable.

Por ejemplo: “Teniendo en cuenta los antecedentes inmediatos del equipo, se sabía que el fracaso en el torneo era inexorable”, “Los analistas creen que, debido a la magnitud de la crisis económica y social, el final anticipado del gobierno es inexorable”, “El desgaste de los materiales llevó al inexorable derrumbe de la estructura”.

Otras palabras que ejercen como sinónimos de inexorable son implacable, cruel, despiadado, ineludible, fatal, duro o inflexible. Por el contrario, entre las que vienen a ser antónimos de dicho término nos encontramos con blando, flexible, eludible, evitable o revocable.

Suele decirse que el paso del tiempo es inexorable. Esto se debe a que no hay forma de impedir que el tiempo transcurra: por más que una persona desee eternizar un momento o quiera evitar las consecuencias del avance temporal, no existe la posibilidad de lograrlo. A cada segundo le sucede otro y otro y así sucesivamente, sin que nadie pueda establecer un freno.

La muerte de un ser vivo también es inexorable. Todos los seres que nacen terminan, en algún momento, muriendo: nadie es inmortal. El fallecimiento puede llegar más temprano o más tarde según un sinfín de factores, pero resulta inexorable.

A lo largo de la historia muchos son los ilustres personajes que han usado el término inexorable en alguna de sus citas célebres. Este sería el caso, por ejemplo, del escritor español Pío Baroja que expuso que “La ley es inexorable, como los perros: no ladra más que al que va mal vestido”. Y lo mismo sucede con el pintor malagueño Pablo Picasso que manifestó que “Puede quien cree que puede y no puede el que cree que no puede. Esta es una ley inexorable”.

Muchas veces se utiliza la noción de inexorable para aludir a una consecuencia lógica u obvia de un proceso. Cuando todos los pasos hacen que un efecto o un resultado sea ineludible, se habla de algo inexorable.

Tomemos el caso de un seleccionado nacional de fútbol que clasifica a la Copa del Mundo en un repechaje, luego de imponerse a su rival en una definición por penales. De los últimos cuatro amistosos que disputa antes del torneo, pierde tres y empata el restante. Además llega al Mundial con un nuevo entrenador que tuvo poco tiempo de trabajo. Por todo esto, que el equipo tenga un mal desempeño en la gran cita resulta inexorable.

En el ámbito de la literatura nos encontramos con distintas obras que usan en sus títulos la palabra que nos ocupa. Un ejemplo es el libro “Inexorable”, publicado en el año 2000 y que es obra de Julio César Crivelli.

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