Definición de inclinación
El vocablo latino inclinatio llegó al castellano como inclinación. El concepto se emplea para nombrar al acto y el efecto de inclinarse o inclinar.
Para comprender qué es la inclinación, por lo tanto, es necesario conocer las diversas acepciones del verbo inclinar. Puede tratarse de la acción de encorvar el cuerpo como muestra de cortesía o adoración; de bajar la cabeza y el tronco; de persuadir a una persona de algo; o de evidenciar una preferencia o tendencia.
Una inclinación, de este modo, puede aludir a una reverencia. En este caso, la inclinación es un movimiento corporal que se lleva a cabo para evidenciar respeto, pleitesía o devoción.
También se llama inclinación al resultado de apartarse de una posición perpendicular a la superficie o a otra cosa. Una construcción que, en vez de mantenerse erguida como corresponde, se tuerce o se ladea, sufre una inclinación.
La Torre de Pisa es una estructura famosa en todo el mundo por su inclinación. Se trata del campanario de la catedral de la ciudad italiana de Pisa, que empezó a inclinarse apenas se puso en marcha su edificación en 1173. Las autoridades tuvieron que cerrar el acceso al público en 1990 para realizar tareas de mantenimiento y evitar que se derrumbe; recién en 2011 volvió a permitirse el ingreso de la gente.
Inclinación, por otra parte, puede ser una propensión. Suele hablarse de inclinación sexual u orientación sexual para hacer mención al patrón de atracción que muestra un individuo. La heterosexualidad es la inclinación sexual que se da hacia integrantes del sexo opuesto, mientras que la homosexualidad supone la inclinación sexual hacia personas del mismo sexo.
La inclinación sexual es un tema de debate constante, ya que atrae situaciones de odio y desprecio por parte de aquellas personas que defienden la heterosexualidad como la única posibilidad aceptable. Uno de los argumentos reincidentes por parte de los grupos detractores de cualquier sexualidad que no implique la atracción entre un hombre y una mujer es que «no es natural«. Cuando a esto se suman las citas religiosas, las discusiones pueden volverse muy calurosas, y nunca llegan a buen puerto.
Por mucho que un grupo de individuos se esfuerce por reprimir a aquellos que no siguen una serie de reglas –tan arbitrarias como cualquier otra– nunca podrán triunfar sobre las personas que piensan, que usan sus propios razonamientos para tomar decisiones en lugar de dejarse llevar por las declaraciones de otros. La inclinación sexual no es una decisión ni un acto deplorable: siempre que se mantenga dentro de una misma especie, es natural sin importar el sentido en el que se produzca.
El término inclinación también recibe otros matices de desprecio cuando se usa por sí solo en plural. En estos casos también se da a entender que la persona de la que se habla tiene una sexualidad que se aparta de la norma aunque también es posible hacer referencia a un estilo de vida reprobable desde el punto de vista del emisor, aunque su juicio no deje de ser una mera opinión.
En la oración «Ya sabemos qué se puede esperar de Juan, dadas sus inclinaciones» se deja claro que el emisor no está de acuerdo con la vida que lleva Juan; si bien no nos da información acerca de sus gustos o aficiones, de aquellas actividades que lo representan, sabemos que éstas no cumplen los requisitos para ser aceptadas por el emisor. Así como la inclinación sexual, otras características de las personas suelen estar en tela de juicio aunque esto no sea correcto: los deseos, los gustos y los sentimientos no son buenos o malos, ni pueden desaparecer sólo porque otra persona intente bloquearlos.