Definición de imitación
La palabra imitación tiene su origen en el concepto latino imitatio y está asociada al verbo imitar. Éste último hace referencia a la acción que se realiza intentando copiar otra o tomándola como ejemplo. En este sentido, una imitación es una cosa o un acto que se encarga de copiar a otro, que generalmente está considerado como mejor o de más valor.
Cuando se aplica a un producto comercial o a un objeto, la imitación busca alcanzar un gran parecido con el original para generar confusión o fomentar una ilusión, así dicho producto conseguirá un lugar indiscutible en el mercado: “Esas zapatillas son una imitación del último modelo de Nike”, «El museo exhibirá una imitación de la famosa escultura del artista italiano».
La imitación también consiste en realizar algo de la misma manera que lo hace otra persona, copiando su estilo: “Mi tío realiza una gran imitación de Charles Chaplin”, «Este humorista llegó a la fama por su imitación de Joaquín Sabina».
Según lo define Piaget, una imitación es una muestra de la inteligencia que un individuo posee. Él mismo realizo exhaustivos estudios que le permitieron dividir esa capacidad en seis estadios y definir el concepto de inteligencia sensomotora, pudiendo acceder al origen. Sus estudios dieron como resultado que antes de todo aprendizaje la forma en la que un individuo adquiere un conocimiento es a través de la imitación y la repetición sucesiva de dicha acción. Al principio se trata de un hecho no-voluntario, el cual posteriormente será analizado, para poder hablar recién entonces de un aprendizaje.
Según Piaget la imitación permite que la persona cree una representación y pueda transformar una acción en un conjunto de imágenes en su cerebro que le permitan asociar situaciones similares a esa para realizar una respuesta semejante.
La imitación en el arte
En la antigüedad, el concepto se vinculaba a la mimesis, que era la imitación de lo natural en el campo del arte. La mimesis, en este sentido, buscaba convertirse en algo que resultara equivalente al origen.
Aristóteles sostenía que no hay arte que no sea una imitación. Los postulados aristotélicos, de hecho, afirmaban que la imitación es el punto de partida del aprendizaje.
En lo que respecta a la poética, han existido muchas teorías en torno a la imitación. Durante el siglo XVIII se consideraba fundamental este término unido al de versificación (darle a la palabra ritmo y musicalidad), ambos eran imprescindibles para hablar de poesía. En la imitación no sólo se hacía referencia a la reproducción de la naturaleza, sino también a la de ciertos modelos literarios.
En lo que respecta a la imitación de la naturaleza es necesario aclarar que este concepto no tiene que ver únicamente con la reproducción del paisaje o copia de los objetos y sujetos que habitan en un determinado medio, sino que se hace referencia a un concepto más amplio, donde las acciones humanas parecen fundamentales y alteran el medio.
Para discernir claramente entre obras de diferente calibre donde se muestra una reproducción de la naturaleza se crearon dos conceptos claros la imitación particular y la imitación universal. La primera, permite comprender el objeto o la acción que va a ser representada y su consecuente imitación sin ningún tipo de adorno, tal cuál ha sucedido; consiste en una representación naturista y fiel. La segunda, por su parte, se basa en una comprensión de la realidad más subjetiva, muestra una visión de la realidad guiada por la percepción del poeta, donde los objetos y sujetos serán en torno a la experiencia del artista; en este caso la imitación es idealizadora de la naturaleza.
Llegado este punto es necesario aclarar que desde los comienzos de la lírica, la naturaleza ha sido un elemento o un campo en el que los poetas se afirmaron para expresar sus ideas, estableciendo comparaciones con aquello cotidiano y pudiendo a través de él crear figuras abstractas. Por todo esto durante el siglo XVIII se creía imprescindible la imitación de la naturaleza para la poesía, incluyendo en ella no sólo los elementos puramente naturales, sino también los pensamientos y acciones humanos (reales y ficticios) y el mundo humano, natural y divino; considerando que todo lo que tuviera una existencia espiritual y material entraba dentro del concepto de naturaleza.