Definición de hemerografía

La noción de hemerografía no forma parte del diccionario de la Real Academia Española (RAE). Sin embargo, se trata de un neologismo que puede considerarse adecuado para aludir a la acción y el resultado de recopilar, describir y analizar contenidos periodísticos.

Hemero- procede de la lengua griega y se vincula al “día”. El elemento compositivo -grafía, en tanto, refiere a un “tratado” o una “descripción”. Puede entenderse a la hemerografía, por lo tanto, como el estudio de los diarios, los periódicos y las revistas.

Es habitual que la hemerografía se desarrolle a partir de una hemeroteca: un lugar donde se almacenan publicaciones periódicas. Estas bibliotecas especializadas permiten la consulta de ejemplares de distintas épocas, con lo cual es posible realizar investigaciones sobre el material publicado.

Para facilitar la hemerografía, por lo general se crean fichas hemerográficas. En estos documentos se detallan los datos que permiten identificar a un artículo, mencionando el nombre del autor, el título del texto, el medio que lo publicó, la página donde se encuentra, etc. Estas fichas hemerográficas además sirven para citar una fuente.

El Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL) de México, por ejemplo, cuenta con una colección de hemerografía. En numerosos expedientes, presenta entrevistas, reportajes, crónicas y reseñas de medios como La Jornada, El Universal, Milenio, El Financiero y Excélsior, entre otros.

A menudo nos encontramos con ciertas confusiones en las notas al pie de página y en el apartado de bibliografía de los libros, donde pueden apreciarse diversos errores, desde la fusión de la bibliografía y la hemerografía hasta el intercambio de una por la otra. Es importante entender que la ficha bibliográfica tiene sus propias características, es un concepto diferente: si bien también sirve para indicar las obras consultadas en un proceso creativo, no tiene un enfoque cronológico.

El proceso de creación de una ficha hemerográfica ha cambiado a lo largo de la historia, como cualquier otro que involucre la escritura, pasando del papel al ordenador, de la escritura a mano a la mecánica y, finalmente, digital. En cuanto a su estructura, podemos decir que, por lo general, se coloca en la esquina superior izquierda el apellido seguido del nombre del autor separados por una coma. Si la obra fue coescrita, entonces todos los autores deben mencionarse juntos.

Luego se debe indicar el título del artículo entre comillas, seguido de la palabra «En:», que antecede el título de la obra (como ser una revista) en la que se incluye y su correspondiente descripción. Finalmente, es necesario señalar la o las páginas que han sido consultadas para el trabajo.

Uno de los problemas que pueden surgir a lo largo de la elaboración de una ficha hemerográfica es que el título de la obra consultada lo use más de una institución. Esto se puede resolver de diferentes formas, según las particularidades de cada caso. Por ejemplo: si las instituciones se encuentran en países diferentes, basta con aclarar de cuál se trata entre paréntesis; si son conterráneas, entonces se debe indicar su nombre.

A grandes rasgos, podemos distinguir entre dos tipos de ficha hemerográfica:

* general: los datos de la fuente consultada se describen de forma completa para referenciarla al detalle, incluyendo su nombre, editorial, fecha y número de volumen, entre otros;

* analítica: incluye una descripción del contenido además de los datos del documento en sí mismo.

También puede hablarse de la hemerografía de determinados sucesos o acontecimientos para aludir a una recopilación de notas periodísticas al respecto. La hemerografía de la final de la Copa Mundial de Fútbol de 2018, por ejemplo, se compone de los artículos publicados en la prensa sobre ese partido.

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