Definición de hegemonía
Antes de entrar de lleno en el significado del término hegemonía, vamos a proceder a descubrir su origen etimológico. En este caso, tenemos que subrayar que se trata de una palabra que deriva del latín, ya que es fruto de la suma de dos componentes léxicos de dicha lengua:
-El sustantivo “hegemon”, que puede traducirse como “jefe”.
-El sufijo “-ia”, que se emplea para indicar “cualidad”.
El término se emplea para aludir a un predominio, una superioridad o una preponderancia.
Por ejemplo: “El piloto británico intentará extender su hegemonía en la nueva temporada”, “Este país impone su hegemonía cultural en la región desde hace más de medio siglo”, “En las últimas décadas, la hegemonía del torneo se la repartieron los dos equipos de la capital”.
Preponderancia, superioridad, predominio o supremacía son algunas de las palabras que pueden utilizarse como sinónimos del término hegemonía que ahora nos ocupa. Por el contrario, entre los antónimos del mismo hay sustantivos tales como desventaja o inferioridad, por ejemplo.
El concepto de hegemonía suele emplearse para aludir al dominio que ejerce una entidad sobre otras entidades del mismo tipo. Muchas veces se aplica a la supremacía de un país sobre otro u otros. Existen, de todas formas, diferentes acepciones de acuerdo al contexto.
La hegemonía mundial alude a la posición de preeminencia que alcanza un Estado o un grupo de naciones sobre el resto de los países. De acuerdo a diversos analistas, tras la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos logró imponer una hegemonía mundial gracias a su poder militar, su desarrollo económico y su influencia cultural. Sin embargo, China y la Unión Europea también ostentan un gran poderío.
De la misma manera, no podemos pasar por alto que de unos años para acá también se habla de lo que se conoce como poshegemonía. Con el mismo lo que se intenta es no solo poner en duda lo que son las reglas y normas de la hegemonía política sino también llevar a cabo una reflexión sobre esa y plantear incluso nuevas prácticas en ese sentido tanto a nivel político como incluso teórico.
Ya existen diversas obras que vienen a analizar a fondo la mencionada poshegemonía. Buena muestra de ello es, por ejemplo, el libro titulado “Poshegemonía. El final de un paradigma de la filosofía política en América”, escrito por Rodrigo Castro Orellana y que fue publicado en el año 2015.
No obstante, también hay un ensayo que responde al título de “Poshegemonía: teoría política y América Latina”, que vio la luz en 2003 y que es obra de Jon Beasley-Murray.
El filósofo italiano Antonio Gramsci, por su parte, acuñó la idea de hegemonía cultural para señalar un fenómeno de dominación que no recurre a la violencia directa, sino a construcciones sociales. Para Gramsci, la clase dominante ejerce la hegemonía cultural imponiendo, mediante diversos mecanismos, sus instituciones, costumbres y valores a las clases subordinadas.
De esta manera, las clases subordinadas asumen como propia la cosmovisión de la clase dominante, dejando de lado su propia identidad y perpetuando el statu quo. Gracias a la hegemonía cultural, quienes ostentan el control no necesitan apelar a las armas para conservarlo.