Definición de hálito
Hasta el latín hay que marcharse para poder conocer el origen etimológico del término hálito que ahora nos ocupa. En concreto, podemos establecer que es un cultismo que deriva del sustantivo “halitus”, que puede traducirse como “aliento”, “exhalación” o “soplo”. Una palabra esa que, a su vez, procede del verbo “halare”, que es sinónimo de “exhalar”.
El término alude al aliento: es decir, al aire que es expulsado por la boca durante la respiración. El concepto también puede aludir a la exhalación.
Por ejemplo: “El hálito etílico del joven reveló su estado de ebriedad”, “El atleta logró alcanzar la meta con el último hálito”, “Durante unos instantes sentí el hálito de mi perseguidor en la nuca, pero luego pude dejarlo atrás”.
Cuando un ser humano o un animal respira, desarrolla un intercambio de gases con el medio que lo rodea. En este proceso, el organismo recibe oxígeno y expulsa dióxido de carbono. El aire que sale del organismo a través de la boca, en este marco, recibe el nombre de hálito.
Si el hálito expulsado tiene un olor desagradable, la persona padece de halitosis. Este trastorno, bastante usual, suele ser generado por bacterias y puede tratarse de diversas maneras.
La existencia de placa bacteriana en la boca es, en la mayoría de los casos, el principal motivo de que una persona sufra halitosis. No obstante, también puede ser causada por enfermedades del sistema digestivo, problemas renales o incluso complicaciones referidas al tracto respiratorio.
Asimismo, otros orígenes de esa situación pueden ser el consumo de tabaco y alcohol, la ingesta excesiva de alimentos tales como los ajos, la ingesta de determinados medicamentos o incluso el empleo de prótesis dentarias.
Por supuesto, para acabar con la halitosis existen medidas que se pueden llevar a cabo tales como acometer una correcta y adecuada higiene bucodental, hacer uso de un limpiador lingual, acudir a un dentista periódicamente para realizarse una limpieza dental o evitar el consumo de determinados alimentos que provocan ese mal olor.
No hay que pasar por alto tampoco que existen distintos trucos caseros para poder frenar ese mal aliento. Nos estamos refiriendo a algunos tales como enjuagarse la boca cada mañana con zumo de limón, morder perejil, tomar un vaso de vinagre de manzana antes de irse a dormir, cepillarse los dientes por la mañana con bicarbonato…
La idea de hálito también puede emplearse para aludir al vapor que es arrojado por algo: “El hálito de la locomotora podía observarse a varios metros de distancia”, “El hálito que sale de la olla empañó la ventana”, “El agua estaba tan caliente que desprendía un hálito notorio a simple vista”.
Hálito, por último, puede utilizarse de manera poética para nombrar a un soplo tenue o a la atmósfera que envuelve algo: “Al abrir la puerta, un hálito la despeinó levemente”, “El hálito de la historia impregna cada rincón de este pequeño pueblo”, “Desde que pude reencontrarme con mi hijo siento que un hálito de fuerza impulsa cada una de mis acciones”.