Definición de grupo de trabajo
Un grupo es un conjunto de individuos o elementos. Trabajo, por su parte, es un término con varios usos, aunque en este caso nos interesa su acepción como una actividad física o intelectual.
Se denomina grupo de trabajo a un equipo que se forma con el objetivo de llevar a cabo una tarea en común. El diccionario de la Real Academia Española (RAE) relaciona el concepto con la agrupación que, en un establecimiento educativo, establecen los estudiantes u organiza un docente para desarrollar una actividad, aunque la noción es más amplia.
A nivel general, puede decirse que un grupo de trabajo es un equipo que se reúne para alcanzar una cierta meta, por lo general con la participación de un coordinador o líder. En este marco, los integrantes del grupo de trabajo deben actuar de manera coordinada en pos del objetivo compartido, dejando de lado sus intereses personales y privilegiando el bien grupal.
Para que el grupo de trabajo funcione con eficiencia, los miembros deben aceptar y respetar una serie de normas que faciliten las interacciones. Si todos los integrantes se sienten valorados e importantes, el nivel de satisfacción en el seno del grupo es alto y esto facilita la consecución del objetivo.
Es habitual que en las empresas, las organizaciones o los gobiernos, se armen grupos de trabajo para desarrollar proyectos o resolver problemas. Cuando las temáticas son complejas, los grupos de trabajo deben ser interdisciplinarios: es decir, tienen que contar con expertos en diferentes disciplinas para que el abordaje de la problemática sea amplio.
Un especialista en marketing, un contador y un diseñador, por ejemplo, pueden unirse en un grupo de trabajo cuya finalidad sea crear y lanzar un nuevo producto al mercado. Estos tres profesionales pueden compartir sus conocimientos para determinar qué características debería tener el producto en cuanto a su embalaje (packaging), su publicidad, su precio, etc.
A la hora de formar un grupo de trabajo, es necesario tomar en cuenta una serie de factores desde el principio para evitar problemas difíciles de resolver una vez que el proyecto se encuentre en marcha. El primer punto importante es la diversidad de los integrantes: salvando algunas excepciones, de nada sirve reunir a diez personas con los mismos conocimientos, sobre todo si buscamos un resultado que desborde creatividad.
El equilibrio de especializaciones y talentos es difícil de hallar, pero con una etapa de planeamiento responsable aumentamos las probabilidades de dar con la gente adecuada. Por ejemplo, si necesitamos formar un grupo de trabajo para desarrollar un videojuego, el núcleo del mismo serán un programador, un diseñador, un artista gráfico y un compositor de música.
Claro que esta lista se vuelve más compleja a medida que nos adentramos en los detalles; por ejemplo: lo ideal es que contar con más de un programador, cada uno especializado en los diferentes aspectos del proceso, como ser el motor, la interfaz y la jugabilidad. Con respecto a los artistas gráficos, también es normal buscar al menos uno que se especialice en dibujo y otro que se encargue del arte tridimensional.
Podemos decir que a veces es más importante la heterogeneidad del grupo de trabajo que el proyecto que lo congrega. Una gran idea en manos del grupo incorrecto puede convertirse en un fracaso, y viceversa. El sentido de responsabilidad es otro punto clave en todos los integrantes del grupo, y va de la mano del respeto mutuo y la visión de equipo. El popular lema de Suiza «uno para todos, todos para uno» resume la actitud más recomendable para que funcione el trabajo en grupo, una especie de regla con la cual medir la «calidad» del mismo.