Definición de glóbulos rojos

Antes de proceder a determinar el significado del término que nos ocupa, es importante conocer el origen etimológico del mismo. Así, hay que subrayar que aquel se encuentra compuesto por dos palabras que emanan del latín:
• Glóbulo, procede de “globulus”, que puede traducirse como “esfera orgánica de pequeño tamaño”.
• Rojo, por su parte, proviene del vocablo “russus”, que significa rojo.

Glóbulo es el diminutivo de globo. El término se refiere a un pequeño cuerpo esférico. El uso más habitual del concepto de glóbulo se encuentra vinculado a las células que componen la sangre: en este sentido, puede hablarse de glóbulos rojos y glóbulos blancos.

Los glóbulos rojos, también conocidos como eritrocitos o hematíes, son células globosas de color rojo. Junto a los glóbulos blancos y las plaquetas, componen el grupo de los elementos formes de la sangre. Puede decirse que los glóbulos rojos son el componente más numeroso de los elementos formes.

Las mujeres tienen unos 4.500.000 de glóbulos rojos por milímetro cúbico de sangre, mientras que los hombres presentan unos 5.000.000. Cuando los valores se alejan de dichas cifras, el organismo presenta algún tipo de anormalidad.

Además de lo expuesto es habitual que las personas, por determinadas circunstancias de salud, se sometan a pruebas que tengan como claro objetivo conocer el estado y número de sus glóbulos rojos. De ahí que se realicen, por ejemplo, lo que se conoce como conteo de glóbulos rojos, que mide la cantidad de estos y que se realiza a través de una simple extracción de sangre.

Gracias a este citado examen, se puede determinar, entre otras cosas, si la persona en cuestión tiene anemia, un trastorno de la médula ósea que recibe el nombre de mielofibrosis o el síndrome de Alport, entre otras patologías.

Hay una serie de situaciones que pueden provocar que la cantidad de glóbulos rojos en un individuo se vea alterada. Así, por ejemplo, se establece que aquella puede ser inferior a lo normal debido a una anemia, a un sangrado, a una desnutrición, a leucemia, a un embarazo e incluso a la ingesta de determinados medicamentos como aquellos que se emplean en los tratamientos quimioterapéuticos.

Por otra parte, el número de glóbulos rojos puede estar por encima de lo normal debido al consumo de tabaco o a una cardiopatía congénita, entre otras opciones.

Los glóbulos rojos, que carecen de núcleo y mitocondrias, albergan la hemoglobina en su interior. Esto quiere decir que los glóbulos rojos se encargan de llevar oxígeno al resto de las células y de los tejidos del cuerpo. Gracias a su membrana flexible, los eritrocitos pueden atravesar los capilares más estrechos, donde liberan el oxígeno.

Es posible advertir cambios de tamaño, forma y color en los glóbulos rojos. La anisocitosis, por ejemplo, implica la coexistencia de eritrocitos de diferentes tamaños en una misma muestra de sangre. La microcitosis (vinculada a la anemia), la macrocitosis (relacionada a las consecuencias del alcoholismo) y la megalocitosis son otros trastornos del tamaño de los glóbulos rojos.

En cuanto a los cambios de forma, se puede identificar a la acantocitosis (producida en la cirrosis hepática), la equinocitosis (uremia) y la keratocitosis (hemólisis), entre otras alteraciones, mientras que los cambios de color implican trastornos como la anisocromía y la policromasia.

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