Definición de geriatría
El concepto de geriatría alude a la especialización de la medicina centrada en las enfermedades de la ancianidad. Esta rama médica se dedica a diagnosticar, tratar, curar y prevenir trastornos que afectan a los individuos en la vejez.
La geriatría está vinculada a la gerontología, que es la ciencia orientada a problemáticas de la vejez, ya sean económicas, sociales, psicológicas o de otro tipo. En el caso específico de la geriatría, se concentra en la resolución de los problemas de salud, sobre todo en el sector hospitalario.
Por lo general la geriatría se orienta a pacientes de más de 65 años, que es cuando se inicia la llamada tercera edad, con riesgo de dependencia y una pluripatología que incluye una alteración de tipo mental.
La finalidad de la geriatría es que el paciente alcance el mayor nivel posible de independencia y autonomía para que pueda tener una vida autosuficiente. Se apunta a que el anciano pueda permanecer en su entorno habitual, viviendo en su hogar.
El ejercicio de la geriatría suele desarrollarse en nosocomios y en residencias de ancianos. Puede darse en servicios de urgencia, en pacientes internados o en consultas externas.
Mientras que los pediatras se dedican a atender a los niños, los expertos en geriatría se concentran en los ancianos. Por eso se especializan en enfermedades y trastornos característicos de la vejez, como la osteoporosis, la incontinencia urinaria y la demencia. La correcta atención del paciente suele requerir un contacto directo con su cuidador principal y su familia para lograr un acompañamiento que ayude a conservar la funcionalidad mental y física y contribuya a reducir el avance del deterioro progresivo propio de la edad.
Quizás una de las similitudes que existen entre la pediatría y la geriatría es la dificultad que muchas veces supone tratar con los pacientes: algunos niños son demasiado inquietos o se impresionan con facilidad y no permiten que los médicos hagan su trabajo con tranquilidad; los ancianos, por otro lado, pueden llegar a ser muy hostiles con sus terapeutas. En todos los casos, los profesionales de la salud nunca deben permitir que estos caprichos interfieran en su labor, sino que deben ubicarse por encima de la situación.
En el ámbito de la geriatría se cuentan decenas de historias lamentables de abuso hacia los ancianos por parte del personal médico y de asistencia. Dado que muchos pacientes tienen una movilidad muy reducida, o incluso nula, se encuentran en un estado de vulnerabilidad casi absoluta, que da lugar a muchas acciones reprobables. Estos casos manchan la reputación de una rama de la medicina que, en principio, no pretende sino hacer un bien a una porción de la sociedad.
Los casos de maltrato que se dan en los centros de geriatría no son su rasgo característico, aunque los medios de comunicación hayan conseguido que sea casi imposible no asociarlos. En este punto también ha jugado un papel muy importante la ficción: a menudo los geriátricos se presentan como espacios en los cuales los terapeutas maltratan a los ancianos y éstos intentan escapar o vengarse de alguna manera; esto puede mostrarse tanto de forma trágica como humorística, contribuyendo con la imagen negativa de estos centros.
Otro de los mitos, por así llamarlo, que giran en torno a la geriatría es que los adultos abandonan a sus padres en los hospitales geriátricos cuando estos últimos alcanzan la tercera edad para desentenderse de ellos, para no tener que cuidarlos. Si bien hay muchos casos en los que esto es cierto, la geriatría es en principio un complemento en el cuidado de los mayores, un servicio que ayuda a los hijos a atender a sus padres de forma adecuada.