Definición de fulano
La raíz etimológica de fulano podría encontrarse en la lengua egipcia, aunque sus orígenes no están claros. Sí puede afirmarse que fulano deriva del árabe hispánico fulán, a su vez procedente del árabe clásico fulān.
Este término se emplea para hacer referencia a una persona cuyo nombre se desconoce. Por ejemplo: “¿Quién es ese fulano que está hablando con Marta?”, “Ayer vino un fulano al negocio a preguntar cómo podía llegar a la Iglesia de San Juan”, “Un fulano me rayó la puerta del coche con el manubrio de la bicicleta y, en vez de frenar y pedirme disculpas, huyó a toda velocidad”.
Según el país, existen muchas otras maneras de aludir al sujeto de nombre desconocido. Como sinónimo de fulano pueden usarse denominaciones como mengano, sutano, perengano, montoto y magoya, o incluso sus diminutivos: fulanito, menganito, etc. Otra posibilidad es recurrir a nombres como Juan Pérez, Juan González, Juan de los Palotes o Perico de los Palotes.
La idea de fulano también puede emplearse cuando se conoce el nombre del individuo, pero no se lo quiere expresar: “Hoy volví a encontrarme con fulano y sigue con la misma postura”, “Si llega a venir fulano, entrégale el sobre que está sobre mi escritorio”.
Otra posibilidad es que fulano haga referencia a alguien imaginario o sin determinar: “Si entra fulano al local y me compra un producto cualquiera, yo le entrego la mercadería y la factura correspondiente”, “Estoy orgulloso de lo que hice y no voy a tolerar que fulano o mengano me cuestionen al respecto”.
Fulano puede tener una connotación despectiva: “El fulano que conduce el noticiero de la tarde siempre dice idioteces”, “No es mi novia, es una fulana con quien me encuentro cuando no tengo mejor plan”.
De la misma manera, no hay que pasar por alto el hecho de que cuando se utiliza en femenino también se puede emplear como sinónimo de prostituta. Así, un ejemplo, sería: «Manuel no dudaba en reconocer que acudía a una casa de fulanas para poder disfrutar de relaciones sexuales».
Además de todo lo indicado, también es necesario tener en consideración que la palabra que nos ocupa, incluso su versión femenina, se han utilizado en numerosas ocasiones para darle título a obras culturales de distinta índole. Este sería el caso, por ejemplo, de la novela “Yo soy fulana de tal».
Se trata de un libro escrito por Álvaro de Laiglesia, que se publicó en España en la década de los años 60 y que tiene como protagonista a Mapi, una muchacha humilde de pueblo que desde su tierna infancia sufre una vida llena de reveses y problemas. Así, perderá a su padre cuando le caiga un avión mientras estaba reparando un tejado, en su familia surgirán graves problemas económicos, su madre no es una mujer fácil…Situaciones todas esas que, por distintos avatares, la acabarán convirtiendo en prostituta.
De la misma manera, en el cine también nos encontramos con películas que utilizan el término que nos ocupa en su título. Buen ejemplo de eso es el filme “Fulano y mengano”, que se estrenó en el año 1955 teniendo como director a Joaquín Romero Marchent.
Actores de la talla de Pepe Isbert, Julia Martínez, Juanjo Menéndez o Emilio Santiago conforman el elenco de este largometraje que está basado en una novela de José Suárez Carreño.