Definición de flamante

El adjetivo flamante proviene del vocablo latino flammans. El término se utiliza para calificar a aquello luce radiante ya que está recién hecho o nunca se ha utilizado. Por ejemplo: “¿Quieres ver mi flamante auto? Lo acabo de comprar”, “Voy a lucir mi traje flamante en el casamiento de mi hermano”, “El flamante teléfono del fabricante finlandés ha maravillado a los especialistas”.

Lo flamante es novedoso, por eso suele llamar la atención. Supongamos que una marca de ropa deportiva realiza un evento para mostrar la nueva camiseta de un equipo de fútbol. Los periodistas que asisten a la presentación, en sus crónicas, aluden a la “flamante camiseta” del equipo en cuestión. En un sentido similar, un hombre puede invitar a sus amigos a su casa a ver una importante pelea de boxeo ya que tiene un “televisor flamante de última tecnología” que adquirió días atrás.

La idea de flamante también puede emplearse para calificar a aquel que acaba de asumir un cargo o de alcanzar una determinada posición: “El flamante ministro de Economía afirmó que reducir el gasto público es esencial para fortalecer la economía de la nación”, “La actriz presentó a su flamante novio en el estreno de la película que protagoniza”, “El flamante refuerzo del conjunto español ya entrenó con sus compañeros y estará a disposición del entrenador para el próximo juego”.

A medida que pasa el tiempo, lo flamante pierde su condición. Retomando algunos de los ejemplos anteriores, la “flamante camiseta” que se presentó en un evento no podrá ser calificada de dicha forma tres años después, así como el “flamante ministro de Economía” no será nombrado de ese modo cuando ya lleve dos años en el cargo.

Aquí también es necesario aclarar que flamante no es un adjetivo del todo definido en cuanto a la calidad de aquello a lo que califica, sino que su significado se centra en la novedad del objeto. Muchas veces oímos que una compañía ha presentado «su flamante televisor» pero unos días después la crítica lo destruye por sus problemas técnicos y su falta de prestaciones frente a la competencia, y algo similar puede ocurrir cuando se habla de nuevos integrantes de un plantel.

El uso de este y otros adjetivos responde a la necesidad que tenemos los seres humanos de celebrar lo nuevo, la juventud, aquellas cosas que sabemos tienen mucha vida por delante. Esto puede parecer arbitrario, pero en el fondo está relacionado con nuestro miedo a la muerte, que nos lleva a alegrarnos cada vez que nace un niño o que la industria nos sorprende con un producto absolutamente inesperado.

En este marco, si buscamos la palabra flamante en un diccionario de sinónimos nos encontramos con otras que reflejan precisamente esta idea: nuevo, moderno, actual, reciente y fresco. Es todo aquello que despide juventud y energía por sus vértices, y por eso nos emociona tanto.

Cuando alguien califica una creación o a una persona con este adjetivo también puede hacerlo para provocar de alguna manera a la competencia. Por ejemplo, al decir que una empresa ha presentado su flamante televisor de última tecnología puede buscar que las demás reaccionen con una propuesta competitiva. Y es que la nueva vida siempre llega para anunciar que los mayores han cumplido una etapa más y que se acercan inevitablemente a su muerte.

Es importante señalar que nadie se califica a sí mismo de este modo, a menos que lo haga en tono de humor o que se trate de un personaje muy peculiar: así como ocurre con cualquier otro adjetivo usado a modo de halago, debemos esperar que los demás lo utilicen para referirse a nosotros.

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