Definición de etopeya

Del latín ethopoeia y con antecedente más remotos en la lengua griega, se conoce como etopeya a la figura literaria que se encarga de describir la personalidad, la conducta o los hábitos de un individuo.

La etopeya, por lo tanto, hace referencia a las características morales y psicológicas del sujeto, con sus propiedades virtuosas pero también con sus vicios. El modo de ser, los sentimientos y la actitud también pueden formar parte de esta descripción.

Por ejemplo: “Doña Cleo es una mujer afable y predispuesta al diálogo. Pese a que tuvo una infancia y una juventud complicada, nunca dejó que el sufrimiento se reflejará en sus actos y palabras. Por eso siempre se dirige hacia sus vecinos con una sonrisa, dispuesta a dar una mano en lo que pueda”.

Para muchos especialistas en la materia este mencionado recurso literario que ahora nos ocupa está considerado como un paso más dentro de lo que es la simple descripción de un personaje o de varios. Y es que permite la posibilidad de imaginar y desarrollar las actitudes, las palabras y los comportamientos que aquellos pueden tener en un momento o una situación determinada.

Partiendo de dicha premisa es interesante resaltar que la etopeya puede establecerse como una imitación del carácter del individuo en cuestión. De ahí que la manera de plasmarse la misma requiera en muchas ocasiones la utilización en la obra tanto de lo que es el propio monólogo como también del diálogo.

Y es que de esta forma lo que se consigue es que el personaje hable por sí mismo, directamente, y sin ningún tipo de intermediario. Eso sí, para conseguir todo ello es importante que se tengan en cuenta elementos tales como las circunstancias que rodean al personaje en cada momento, las emociones que puede tener en un instante precisamente por aquellas y, por supuesto, los rasgos fundamentales de su propio carácter y personalidad.

Muchas son las obras literarias que a lo largo de la historia de este arte han recurrido a la utilización de la etopeya para plasmar lo mejor posible lo que un personaje plasmaría en cada instante. Entre las más significativas se encuentran “Progymnasmata” de Edward Pate. Aunque tampoco se puede pasar por alto otras que hacen referencia a cuando Níobe, nieta de Zeus, mostraba su dolor ante la muerte de sus hijos.

Decíamos que la etopeya se centra en los propiedades psico-morales de la persona. Existen, sin embargo, otros tipos de descripción que se utilizan en la literatura, como la prosopografía (centrada en los rasgos físicos), el retrato (orientado a las propiedades físicas y morales) y la caricatura (un retrato que sobredimensiona las características más peculiares).

El retrato, por lo tanto, incluye elementos de la etopeya y de la prosopografía, constituyéndose como la descripción más completa. Si en el ejemplo anterior de Doña Cleo se agregarían comentarios como “las arrugas de su rostro delataban más de medio siglo de vida” o “su figura prominente no le impedía movilizarse con agilidad por las calles del barrio”, la etopeya se convertiría en un retrato, ya que añade comentarios sobre el aspecto físico (arrugas, figura prominente).

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