Definición de estética
El término estética deriva del latín moderno aesthetica, a su vez procedente del griego aisthētikḗ (que se vincula al “conocimiento adquirido a través de los sentidos”). El concepto puede usarse de distintas maneras de acuerdo al contexto.
Se llama estética a la disciplina dedicada al análisis de la belleza y de la filosofía del arte. La estética, en este marco, indica qué se considera bello.
También se conoce como estética, por otra parte, a las características temáticas y estilísticas que constituyen los rasgos fundamentales de un movimiento o de un artista. La estética, en este caso, es una cualidad distintiva.
En un terreno más coloquial, se habla de estética con relación a aquello asociado a cómo se disfruta o se percibe la belleza. Así, los placeres estéticos están dados por el goce de estos elementos.
Lo elegante y agradable a la vista puede mencionarse como estético. Por ejemplo: “Es un restaurante muy estético, con una decoración cuidada que permite disfrutar una experiencia fascinante”, “La casona que compró mi abuela dispone de ventanales estéticos”, “Este automóvil será estético pero no funciona bien”.
En el caso de los productos comerciales, a la hora de realizar una reseña es común hablar de su apartado estético. Por ejemplo, retomando el caso del automóvil, cuando sale un nuevo modelo los periodistas especializados en este campo los prueban y escriben acerca de todos sus aspectos, desde el técnico (el más importante) hasta el estético. Dado que este último es subjetivo, un método al que recurre la prensa para dar una opinión que la mayoría de los lectores pueda aceptar como válida es la comparación con el modelo anterior; por ejemplo: «el material de los asientos ha sido reemplazado por vinilo».
La idea de estética además alude al embellecimiento de la apariencia de una persona. Un centro de estética, de este modo, es un establecimiento que ofrece tratamientos y servicios que apuntan a eliminar las imperfecciones y a realzar el atractivo.
Una cirugía estética, por último, es una intervención quirúrgica cuya finalidad es embellecer un sector del cuerpo. La nariz, los párpados y las mamas, por mencionar algunas posibilidades, pueden modificarse con una cirugía estética.
Las presiones que ejerce la sociedad en la gente para alcanzar la perfección es realmente motivo de preocupación. Una de las peores características de esta tendencia es que no deja fuera a nadie: los más jóvenes se sienten forzados a trabajar sus cuerpos y «aprovechar» al máximo las ventajas que les da la edad, como si lucir su apariencia natural fuera un signo de ingratitud; los mayores, por otro lado, deben ocultar sus arrugas y sus canas, sometiéndose a multitudes de productos y tratamientos.
El concepto de estética entendido y aplicado de esta manera establece una serie de normas que se oponen a la naturaleza, porque nos condenan si nos negamos a alterar nuestra apariencia. A nadie le gusta que lo tilden de «feo» o que se rían de ciertas características físicas, ya sean genéticas o las que surgen como consecuencia del estilo de vida. Sin embargo, nos educan para mirar esas características y entenderlas como «defectos«, para burlarnos de quienes las exhiben y evitar por todos los medios que aparezcan en nuestro cuerpo.
La cirugía estética es un tratamiento que se ha vuelto cada vez más accesible a nivel económico en los últimos tiempos. Mientras que en la década de 1980 estaba reservada a las personas más adineradas, para 2020 es algo que la clase media puede afrontar sin problemas. Quienes han pasado por una consulta de este tipo aseguran que los cirujanos siempre encuentran una razón para recomendarnos una operación y que son muy persuasivos, algo a tener en cuenta antes de acercarse a este ámbito.