Definición de eslabón
Un eslabón es un elemento que, al enlazarse con otros, permite constituir una cadena. Los eslabones suelen tener forma de curva cerrada o de anillo. Por ejemplo: “Esta cadena es demasiado larga, vamos a tener que quitarle algunos eslabones”, “Quiero una cadena con eslabones resistentes para atar mi bicicleta y que no me la puedan robar”, “El hombre logró romper un eslabón y así pudo liberarse”.
Por lo general, para que las cadenas puedan cumplir con su finalidad de sujeción o sostén, los eslabones tienen que ser resistentes: de lo contrario, se pueden romper y la cadena se corta. Esto lleva a que la mayoría de los eslabones sean metálicos y se requiera de una cizalla o de otra herramienta similar para quebrarlos.
Es importante tener en cuenta que el uso de eslabón no solo alude a un objeto físico: también puede emplearse de manera simbólica para referirse a aquello que permite enlazar acciones, acontecimientos, conceptos, etc.: “La tecnología es un eslabón clave en nuestro sistema de producción”, “Conducir con precaución y responsabilidad es el primer eslabón en el cuidado de un automóvil”, “En la cadena de distribución de los alimentos, los productores de las materias primas constituyen el eslabón más débil”.
La idea de eslabón perdido, por otra parte, hace mención a la pieza faltante en una secuencia o un encadenamiento. La noción suele emplearse coloquialmente respecto a la evolución de las especies cuando se detecta un salto evolutivo de una especie a otra. En el caso del hombre, se suele analizar la posible existencia de un eslabón perdido entre los primates no humanos y el Homo sapiens.
En principio, cuando hablamos de eslabón perdido hacemos referencia a aquellos fósiles cuyas formas pueden ser consideradas «transicionales», es decir que denotan un paso de un tipo de organismo a otro, los cuales podríamos considerar ancestro y descendiente. Si los estados intermedios de ambos puntos de la evolución se hacen presentes en los fósiles hallados, entonces se asume que se trata de un eslabón perdido porque nos aporta información muy valiosa para comprender la relación que existe entre los otros dos que están ligados a él.
A pesar de lo que parezca, los científicos no utilizan esta expresión, sino que su presencia se reserva a ciertas publicaciones pseudocientíficas y algunos documentales emitidos por televisión para hacer referencia a toda forma transicional que descubren los arqueólogos.
Usar el término eslabón en el contexto de la arqueología implica la aceptación de que la evolución es un proceso lineal, o sea que siempre existe una forma anterior a la actual, una que le dio origen, y que esta sucesión continuará así como una cadena tiene sus partes ligadas entre ellas en perfecto orden. La ciencia abandonó hace mucho tiempo esta visión del fenómeno evolutivo, de manera que en la actualidad no es correcto el uso de la expresión eslabón perdido.
Desde el surgimiento de las primeras teorías de la evolución hasta el día de hoy se llevaron a cabo muchos descubrimientos arqueológicos que hablan de una complejidad imposible de contener en el marco de «la cadena evolutiva». Lejos de existir «eslabones perdidos» en la historia de cada especie, la visión moderna de la ciencia reconoce varias fases diferentes, que forman un árbol de una amplia ramificación.
El concepto de eslabón perdido no sólo cobró popularidad a través de los hallazgos relacionados con nuestra especie, sino también en el estudio de los dinosaurios y sus supuestos parientes lejanos, las aves actuales. Es de aceptación unánime que ciertos terópodos manirraptores atravesaron un proceso evolutivo que los condujo a estos animales que, a diferencia de sus antepasados, se mueven por aire.