Definición de escrúpulos
El término latino scrupŭlus, que hace referencia a una piedra de tamaño pequeño, llegó al castellano como escrúpulo. Así se llama al recelo o la vacilación que tiene una persona respecto a si una cosa es aceptable, o no, según la moral.
Los escrúpulos, por lo tanto, se vinculan a los parámetros que guían el comportamiento o fijan los deberes. Cuando alguien actúa sin escrúpulos, lo hace sin preocuparse por su conciencia o sin tomar en cuenta los criterios que socialmente se consideran buenos o correctos.
Por ejemplo: “Los jugadores del conjunto local no tuvieron escrúpulos y se dejaron perder para evitar enfrentar al candidato en la siguiente ronda”, “Solo alguien sin escrúpulos es capaz de abandonar a un niño”, “Tengo escrúpulos y jamás actuaría a espaldas de mis compañeros o mis jefes”.
Quien tiene escrúpulos, en definitiva, duda sobre la realización de ciertos actos ya que no desea comportarse de forma incorrecta. Por eso puede manifestar incertidumbre a la hora de tomar determinadas decisiones. En cambio, aquel que carece de escrúpulos no tiene condicionamientos internos y persigue su interés sin preocuparse por nada más.
La lista de sinónimos del término escrúpulo que podemos encontrar en un diccionario es bastante extensa, como podemos apreciar a continuación: miramiento, reparo, asco, aprensión, melindre, remilgo, afectación, delicadeza, reconcomio, conciencia, recelo, prejuicio, resquemor, esmero, escrupulosidad, minuciosidad, exactitud, celo y precisión. Con respecto a sus antónimos, podemos destacar los siguientes dos: negligencia y desidia.
La idea de náuseas y asco forman parte de una de las acepciones que nos brinda el diccionario de la Real Academia Española, donde relaciona estas reacciones en particular con algún alimento, aunque esta aprensión también puede mostrarse hacia otra cosa. En sentido religioso, esta palabra se suele usar para hacer referencia al desasosiego en exceso de la conciencia.
Si tomamos en cuenta las palabras de san Alfonso, la conciencia escrupulosa es la que teme el pecado cuando no es necesario, ya que no hay fundamentos o razones de validez para dicha preocupación. Esto se puede advertir antes de llevar a cabo la acción como después, como el miedo a cometer un pecado muy grave. Quizás se relacione este uso con la expresión escrúpulo de monja, que el diccionario de la RAE define como uno «pueril y exagerado».
Por otro lado tenemos las expresiones escrúpulo del padre Gargajo y escrúpulo de Marigargajo, que en el habla cotidiana hacen referencia a un escrúpulo infundado, ridículo, sin razón y extravagante.
La idea de escrúpulo, por otra parte, se utilizaba en la antigüedad para aludir a distintas unidades de medida. En el ámbito de la farmacia, un escrúpulo era una unidad de medida que se usaba para registrar el peso de los ingredientes usados en la elaboración de los fármacos. En la Península Ibérica (tanto en Portugal como en España) equivalía a 1198 miligramos o 24 granos, mientras que en el Reino Unido (de acuerdo con el sistema imperial inglés), un escrúpulo tenía un valor correspondiente a 20 granos.
Los boticarios del siglo XVIII usaban varias unidades de medida para pesar sus productos, entre los cuales también se encontraban la onza, la dracma y la libra. Veamos a continuación la relación que había entre ellas: una libra era igual a doce onzas; una onza era igual a ocho dracmas; una dracma era igual a tres escrúpulos. Por otro lado, también era común el uso del carácter (que equivalía a cuatro granos) y del óbolo (que correspondía a doce granos).
Para la astronomía, un grado de círculo se divide en sesenta escrúpulos. Dicho de otro modo: los escrúpulos son cada una de las sesenta partes en las cuales puede dividirse un grado de círculo.