Definición de epicureísmo
El epicureísmo es una doctrina desarrollada por Epicuro que considera al placer como principio de la existencia del ser humano. De acuerdo a este filósofo griego (341 a.C. – 270 a.C.), la búsqueda del bienestar de la mente y del cuerpo debe ser el objetivo de las personas.
El origen etimológico de este término podemos establecer que está en el griego y que es fruto de la suma de dos componentes diferenciados: el nombre del citado filósofo, Epicuro, y el sufijo “-ismo”, que se usa para indicar “doctrina”.
Según el epicureísmo, los placeres deben ser tanto espirituales como físicos. Esta felicidad también se asocia a la ausencia de turbaciones y de dolor: de este modo, se alcanza un equilibrio entre cuerpo y mente que brinda paz.
Un epicúreo es quien sigue los preceptos del epicureísmo. Los epicúreos se orientan a la autosuficiencia, aunque también defienden el valor de la amistad. A diferencia de los hedonistas, que se centraban en el cuerpo, pretenden alcanzar la plenitud física, intelectual y emocional.
A lo largo de la historia son muchos los famosos seguidores que ha tenido el epicureísmo. Buena muestra de eso son los pensadores y escritores Virgilio y Horacio, por ejemplo.
Epicuro vinculaba el placer y el sufrimiento a la satisfacción, o no, de los apetitos. Para el padre del epicureísmo hay tres tipos de apetitos: los naturales y necesarios (que son fáciles de satisfacer, como comer y abrigarse); los naturales pero no necesarios (como mantener una charla interesante o alcanzar el goce sexual); y los que no son naturales ni necesarios (ser famoso, acumular poder).
Es importante tener en cuenta que la búsqueda de placer, en el epicureísmo, es racional. Los epicúreos consideran que, en ocasiones, hay que aceptar un dolor ya que luego es seguido por un placer mayor. Y que, a la inversa, se debe rechazar un placer que en el futuro puede traer un dolor mayor. Al asociar la felicidad a la razón, el epicureísmo persigue la ataraxia (un estado de serenidad donde no hay perturbaciones).
No obstante, el epicureísmo habla de otros tipos más de placer entre los que están los placeres del alma; los placeres del cuerpo, que son los más importantes; los placeres estables, que son los que se llegan a sentir cuando no se tiene ningún tipo de dolor; y los placeres móviles, que pueden ser tanto físicos como mentales y que vienen a suponer alguna clase de cambio. Entre estos últimos se puede encontrar, por ejemplo, el placer de la alegría.
Además de todo lo expuesto, no podemos pasar por alto tampoco lo que se conoce como tetrafármaco. Bajo este término se viene a incluir un resumen de varias de las doctrinas del epicureísmo, que fueron recogidas por Diógenes Laercio en uno de sus trabajos y que las definió como “Máximas capitales”.
En concreto, el tetrafármaco viene a indicar las cuatro doctrinas primeras: no temas a los dioses, no temas a la muerte, lo que es bueno es fácil de conseguir y lo que es terrible es fácil de soportar.