Definición de envanecer
El verbo envanecer permite hacer referencia a propiciar que un individuo desarrolle un sentimiento de vanidad o incremente su soberbia. En la raíz etimológica del término aparece el vocablo latino vanescĕre, que puede traducirse como “desvanecer”.
Volver o volverse presumido
Por ejemplo: “No quiero envanecer a Nicolás con mis palabras, por eso no le he dicho nada, pero me parece que está realizando un trabajo extraordinario”, “La fama no me va a envanecer, tengo presente que la popularidad suele ser pasajera y que sigo siendo la misma persona de siempre”, “El joven se empezó a envanecer con los primeros elogios y terminó peleándose con sus amigos”.
Envanecer conduce a una percepción distorsionada de uno mismo
Envanecer, por lo tanto, es algo negativo. Quien envanece se vuelve presumido y siente un orgullo exagerado por algún logro. Por eso lo habitual es que nadie quiera adoptar dicha actitud ni desee envanecer a otro sujeto.
No dejarse envanecer puede resultar un desafío personal en algunos casos. Supongamos que un futbolista debuta profesionalmente a los 17 años de edad y pocos meses después es convocado por el entrenador del seleccionado nacional para disputar un importante torneo. El jugador se convierte en la figura del campeonato y luego logra firmar un contrato millonario con uno de los clubes más importantes del mundo. Admirado por mucha gente y elogiado por el periodismo deportivo, para el joven puede resultar difícil no envanecer.
Como podemos apreciar en los diferentes ejemplos, este verbo tiene un uso transitivo y otro pronominal. El primero es necesario cuando la acción recae sobre otra persona, que desde un punto de vista gramatical sería el complemento directo: «A través de su cuestionable manera de criarlos, consiguió envanecer a sus hijos». El otro, en cambio, sirve cuando la acción recae sobre el mismo sujeto: «Se envaneció desde que fue nombrada jefa y su trato hacia nosotros cambió completamente».
Consecuencias sociales
Envanecerse es algo que puede ocurrirnos a todos, pero hay personas mucho más propensas que otras. Todo comienza con la crianza, como suele suceder con cualquier otro aspecto de la personalidad. Los niños pequeños que se muestran soberbios en la escuela suelen recibir burlas e indiferencia por parte de quienes son despreciados por ellos. Esto puede acarrear un muy mal comienzo de la experiencia estudiantil, con vistas a una adolescencia y una adultez bastante deficientes a nivel social.
Nadie en su sano juicio rechazaría la amistad, el amor, las relaciones sanas y espontáneas con otros seres vivos. Siempre hay algún problema psicológico detrás de las actitudes que conducen a la soledad. Cuando los familiares y los docentes endiosan a un niño por sus elevadas capacidades intelectuales, algo relativamente común, éste puede volverse engreído y despectivo hacia los demás, cerrándose las puertas a una infancia sana.
En la juventud y la adultez, a veces son los compañeros de trabajo o estudios quienes envanecen a alguien. Esto puede pasar con un par o con un superior, en general por miedo a decirle la verdad. La falta de sinceridad es probablemente lo peor que puede caracterizar una relación interpersonal de cualquier tipo. Si estamos en un entorno donde podríamos enriquecernos de las opiniones ajenas pero solamente recibimos elogios, y no somos conscientes de ello, es probable que lleguemos a pensar que estamos por encima del resto.
Creerse por encima del resto nunca tiene un final feliz
Otra acepción
Otra acepción de envanecer que menciona la Real Academia Española (RAE) en su diccionario alude a lo que ocurre con un fruto cuando su meollo se pudre o se seca. Al envanecer, el fruto queda vano. El término vano, en este contexto, se usa para hacer referenica a un fruto de cáscara cuya sustancia interior se ha podrido o secado. Esto puede ocurrir por diversas razones; por ejemplo, a causa de una helada.