Definición de emo
El emo es una corriente musical y estética que deriva del hardcore punk y del rock alternativo, aunque su sonido es más melódico y lento. Se trata de una apócope de emotional hardcore o emo-core, como referencia a las letras de las canciones (que abordan las emociones y los estados de ánimo).
Más allá de la música, con referentes como My Chemical Romance, el emo se ha convertido en una especie de tribu urbana, siendo un movimiento de pertenencia e identificación para muchos adolescentes.
Los emo intentan reflejar sus sentimientos a través de la estética y el vestuario. Suelen ser muy delgados, aquellos que no son altos utilizan plataformas y todos se maquillan para aparentar palidez.
Otra característica de los emo es su peinado, que cubre gran parte de sus rostros ya que se declaran como seres antisociales y no les agrada ser vistos. El peinado también refleja que la existencia es sombría y triste.
Dado que piensan que el mundo es un lugar denigrante, los emo viven en un estado de depresión permanente. Incluso se autoflagelan con pequeños cortes en sus brazos, para que el dolor que sienten quede marcado en sus cuerpos.
Por otra parte, la estética emo es ambigua desde el punto de vista sexual. Hombres y mujeres se visten de forma similar y usan los mismos peinados. Entre los accesorios y decoraciones que utilizan en sus prendas, aparecen las calaveras, los corazones rotos y las figuras de El extraño mundo de Jack, el filme dirigido por Tim Burton.
Con respecto a los parecidos entre el aspecto de los hombres y las mujeres, esto también se traslada a su comportamiento. Las imposiciones sociales tradicionales nos llevan a distinguir entre hombres y mujeres heterosexuales de acuerdo con su forma de vestir, hablar, caminar e incluso pensar. Si bien todo el mundo no abraza esta división arcaica y arbitraria, que nos lleva a aceptar que los hombres juegan fútbol y las mujeres compran ropa, todavía es demasiado pronto para afirmar que vivimos en un mundo abierto. Por eso, es común oír que los hombres emo son «afeminados».
Esta apreciación, que para muchos puede ser un ataque, responde a algo que en realidad es admirable: nos hacen creer que las mujeres son más sentimentales que los hombres; por lo tanto, ser afeminado es estar en contacto con los propios sentimientos más de lo que las barreras sociales nos permiten. Dado que la corriente emo le da una prioridad incuestionable al plano emocional, no caben dudas de que sus representantes masculinos no esconden sus sentimientos.
Como se menciona en párrafos anteriores, la actitud más común en las personas que forman parte de esta subcultura o tribu urbana es la de exteriorización del sufrimiento, y esto no surge de forma caprichosa o arbitraria, sino que en general es una respuesta a ciertos hechos o situaciones que marcaron su pasado. Por ejemplo, son muchos los casos de emos que han tenido familias disfuncionales, padres que no los comprenden o que no los apoyan emocionalmente; esto deriva en que en la adolescencia no consigan conectar con sus coetáneos, y de este modo comienzan a caer por una espiral de rechazo y oscuridad.
Resulta lamentable que la sociedad no les ofrezca el espacio que por derecho todos deberíamos tener, sino que continúen rechazándolos incluso en su adultez. En otras palabras, estas personas se inclinan por un movimiento que les promete sentirse integrados por primera vez, después de infancias y adolescencias muy difíciles, pero el mundo no los acepta sino que alimenta esas sensaciones tan negativas que los hirieron desde el principio. A pesar de ello, poco a poco la humanidad da pequeños pasitos hacia el respeto por la diversidad.