Definición de domesticación
La palabra que ahora nos ocupa podemos establecer que deriva de domesticar, que es un verbo que procede del latín, exactamente de “domesticus”, que significa “relativo a la casa”.
Se llama domesticación al acto y la consecuencia de domesticar: conseguir que un animal salvaje o feroz modere su temperamento y se acostumbre a convivir con el ser humano.
A través de la domesticación, se produce una modificación de los caracteres de comportamiento, fisiológicos y morfológicos de una especie. Dichos caracteres, que se heredan, surgen de la selección natural adaptativa o de la selección artificial que promueve el hombre. Por lo general, con la domesticación se busca que los animales resulten útiles a las personas, aunque el proceso también puede llevarse a cabo de forma espontánea si aporta beneficios tanto al ser humano como al animal.
A lo largo del tiempo se ha hablado mucho de la domesticación. No obstante, uno de los estudiosos más importantes del tema fue Zeuner que, en la década de los años 60, determinó que ese proceso se compone de varias fases:
-En la primera, el control del hombre sobre el animal es muy débil ya que así también lo es la unión entre los dos.
-En la segunda, el ser humano ya empieza a ser capaz de controlar lo que es la reproducción de los animales.
-En la tercera, el hombre vuelve a cruzar lo que son las formas salvajes con las domésticas.
-En la cuarta, el hombre controla lo que son los animales de producción y existe un interés claro por los productos de origen animal.
-En la quinta, se lleva a cabo un control sobre las especies salvajes.
Las primeras domesticaciones de especies se desarrollaron durante el periodo Neolítico. Por entonces, el Homo sapiens se convirtió en sedentario, abandonando la vida nómada. En este cambio resultó clave el desarrollo de la ganadería y de la agricultura como método de subsistencia en lugar de la recolección, la pesca y la caza.
Al crear cultivos y desarrollar actividades ganaderas, el hombre comenzó a domesticar diversas especies animales y vegetales. En un primer momento, al ser humano se le dificultaba controlar a los animales y las formas salvajes se mantenían vigentes. Sin embargo, con el paso del tiempo, se logró ejercer un control sobre la reproducción animal y así se seleccionaron las características más beneficiosas para la humanidad.
Muchos son los tipos de animales que han sido objetivos de la domesticación. No obstante, entre los más significativos se encuentran las abejas.
Además, no hay que pasar por alto la existencia de lo que se conoce como domesticación de las plantas, que tuvo su origen en Mesopotamia y que se llevó a cabo con el claro objetivo de poder controlar a esos seres vivos en pro de ámbitos fundamentales para la vida del ser humano como la alimentación e incluso la medicina.
Es importante diferenciar entre la domesticación, que abarca a poblaciones de animales e implica someterlas a una relación de dependencia para eliminar su estado salvaje, y la doma, ejercida sobre individuos para lograr amansarlos. Un tigre puede ser domado, pero su especie no fue domesticada: el tigre, por lo tanto, sigue siendo un animal salvaje.