Definición de desfallecer

El verbo desfallecer se emplea con referencia a provocar o sufrir un desfallecimiento (un desmayo). La acción puede vincularse a una disminución de las fuerzas o a la pérdida de la conciencia.

Por ejemplo: “Al realizar una actividad física intensa hay que tomar ciertos recaudos para no desfallecer”, “Quiero dejar algo en claro: nuestro gobierno no va a desfallecer, por más que algunos pongan piedras en nuestro camino e intenten derrumbarnos”, “El equipo local siguió luchando sin desfallecer hasta que consiguió el empate en el último minuto de juego”.

Por lo general la idea de desfallecer se utiliza respecto a quedarse sin energía o aliento. El término puede usarse en un sentido concreto (cuando una persona sufre un desmayo o un síncope) o de manera simbólica (si un individuo o un grupo de sujetos comienzan a flaquear ante un desafío o una dificultad).

Supongamos que un hombre camina durante horas bajo el sol, sin ingerir ningún alimento ni beber agua. Este individuo, en un determinado momento, puede desfallecer ya que su organismo necesita nutrirse e hidratarse para mantenerse en funcionamiento.

Una de las actividades en las cuales es muy común desfallecer es el deporte, especialmente cuando se practica sin los conocimientos técnicos necesarios para mantener el organismo en óptimas condiciones. Muchas personas sale a caminar o correr por las mañanas o las tardes para mantenerse en forma, y en general escogen esta actividad por encima de una rutina en un gimnasio porque es gratis y no les supone un compromiso con una empresa; sin embargo, que todos podamos hacerlo no significa que se trate de algo fácil.

Curiosamente, en el contexto del ejercicio físico se pueden dar tanto el desfallecimiento físico como el emocional, ya sea que el cuerpo se quede sin energía para seguir funcionando y colapsemos o que abandonemos la práctica por falta de constancia, respectivamente. Para evitar el primero de los casos debemos contar con la vestimenta adecuada para que la piel pueda respirar, con zapatillas preparadas para el desgaste del terreno, un pulsómetro para saber cuándo nuestro corazón necesita un descanso y bebidas isotónicas para recuperar la energía, entre otros componentes del equipamiento deportivo básico.

Tomemos el caso de una mujer que necesita encontrar un empleo para mantener a sus hijos. Esta persona envía su currículum a decenas de empresas, accede a portales laborales en Internet y participa de numerosas entrevistas para postularse. Sin embargo, debido a la crisis económica que atraviesa su país, nadie la contrata. La mujer, en lugar de desfallecer y abandonar la búsqueda, continúa esforzándose y luchando para conseguir trabajo, afirmando que solo descansará cuando cumpla su objetivo.

En el ejemplo anterior vemos un uso del término desfallecer en sentido figurado, que pone énfasis en la relación entre rendirse y perder la energía física, el control del cuerpo y la mente. Así como para evitar un desmayo es importante prestar atención a ciertas necesidades de nuestro organismo, en un caso metafórico también debemos nutrir nuestro sistema emocional de una serie de experiencias combinadas con una actitud determinada y decidida, para evitar caer en las redes del fracaso.

Uno de los elementos fundamentales para no desfallecer en la vida es la voluntad, un tesoro que puede ayudarnos a salir adelante en los momentos más duros. Cuando nos enfrentamos a una situación muy difícil, que nos provoca un sufrimiento hondo, solemos creer que nada tiene sentido y que no vale la pena levantarse por las mañanas para seguir viviendo; es entonces cuando una voluntad de hierro nos puede empujar a buscar un nuevo horizonte en el cual los problemas no tengan tanta influencia sobre nuestro ánimo.

Definición siguiente →