Definición de depredación
Se llama depredación al acto y el resultado de depredar. Este verbo (depredar) tiene dos acepciones: puede aludir a saquear de manera violenta y causando destrucción o, expresado de una especie animal, a cazar para la subsistencia.
La idea de depredación, que procede del latín tardío depraedatio, aparece en distintos ámbitos. En un conflicto armado, por ejemplo, la depredación consiste en robos y pillajes realizados por uno de los bandos.
El concepto de depredación también se emplea con referencia a la sobreexplotación de un recurso natural. Esto dificulta la regeneración del recurso en cuestión, que no tiene tiempo de recuperarse o reproducirse, y por lo tanto, ve amenazada su subsistencia.
Supongamos que una flota de grandes barcos pesca en una determinada zona sin ningún tipo de control. Estas embarcaciones capturan enormes cantidades de animales, incluyendo ejemplares juveniles. Los pescadores artesanales de la región, frente a esta situación, advierten sobre esta depredación que podría dejar al mar sin peces.
En el terreno de la ecología y de la zoología, se entiende a la depredación como una interacción biológica. En ella un animal (el depredador) atrapa a otro (la presa) para alimentarse.
Cabe mencionar que existe un tipo de depredación conocido con el nombre de herbivoría, en la cual la presa no es un animal sino una planta.
Es importante mencionar que un mismo depredador puede tener varias presas. También que un animal puede ser la presa de diferentes depredadores. Además es frecuente que una especie sea presa en una relación y depredador en otra.
Tanto en las presas como en los depredadores pueden advertirse adaptaciones , ciertos rasgos que las benefician en este ciclo interminable. Puede tratarse de una determinada coloración, de la agilidad o de la fuerza, siempre que estas características hayan surgido como resultado de la dinámica de depredación y que apunten hacia el equilibrio: si los depredadores no tuvieran que esforzarse en el proceso, entonces la población de las presas descendería de forma estrepitosa y el planeta se vería afectado negativamente.
Como dato curioso, la acción de chupar la sangre de otro individuo que llevan a cabo los mosquitos es también una forma de depredación. Esto es así porque no es requisito el consumo total de la presa, sino que basta con tomar una pequeña parte de su organismo para alimentarse para que se considere depredación.
Con la depredación, el depredador come y obtiene energía de su presa. Por lo tanto, el depredador se beneficia del vínculo y la presa, se perjudica. Esto ocurre porque el objetivo es más grande que los propios integrantes: el equilibrio natural. Nos guste o no, somos partes de un sistema del cual dependemos y no hemos creado. Cada una de nuestras acciones repercute en él y nos vuelve en forma de consecuencia.
La depredación no debería compararse con la explotación animal, un invento del ser humano para alimentar a su especie con individuos a los cuales no puede cazar de manera natural. Las diferencias son muchas y conducen a resultados absolutamente opuestos. Por ejemplo, mientras que los animales cazadores contribuyen con la nutrición de la tierra al dejar los restos de sus presas, los seres humanos destruyen cada día más el suelo con las técnicas necesarias para mantener la explotación animal.
Una de las curiosidades que mejor reflejan la falta de contacto que la mayoría de las personas tiene con este sistema de producción de alimento y prendas de vestir es que consideramos violenta una escena de caza protagonizada por un felino y un equino, pero pacífica una compra de bandejas de carne, huevos, leche o zapatos de cuero. Nos causa impresión un león comiendo a una cebra, pero nos deleitamos con un plato de carne asada.