Definición de cualificación

Se llama cualificación al acto de cualificar. Este verbo, a su vez, puede aludir a otorgar ciertas cualidades a algo o alguien; a brindar formación; o a detallar modos, características o condiciones.

Por ejemplo: “El gobierno anunció que los consultores financieros deberán acreditar su cualificación antes de ofrecer sus servicios, “Nuestra institución desarrolla actividades de cualificación durante todo el año”, “La cualificación y la cuantificación de ciertos problemas sociales son complejas”.

La idea de cualificación suele usarse respecto a la formación profesional. Cuando una persona se encuentra cualificada para un trabajo, dispone de los conocimientos necesarios para desarrollar la tarea de manera eficiente.

Este tipo de cualificación puede surgir de estudios académicos, de la instrucción de un especialista o de la experiencia. Por lo general estos factores se combinan para permitir que alguien esté cualificado para una labor.

Es importante tener en cuenta que la cualificación es dinámica: un individuo debe formarse de manera constante para seguir cualificado. De lo contrario, sus conocimientos pueden quedar obsoletos.

Un joven de 24 años que es ingeniero, habla cuatro idiomas y tiene cinco años de experiencia laboral en una compañía multinacional es un trabajador cualificado. En cambio, un hombre de 50 años que no terminó la escuela secundaria y que trabajó formalmente apenas un lustro no cuenta con una buena cualificación para progresar en el mercado laboral.

Cuando hablamos específicamente de cualificación profesional, podemos definirla como el conjunto que agrupa las competencias profesionales relevantes para un empleo dado, las cuales se pueden adquirir a través de la formación o de la propia experiencia laboral. El concepto de competencia profesional hace referencia a todos los conocimientos y capacidades necesarias para ejercer una actividad en particular, según los requisitos de los empleadores y de la producción.

La cualificación profesional tiene su propia estructura, la cual se divide en los siguientes cuatro puntos:

* denominación: está relacionada con la función principal, aunque no es indicativa de la categoría profesional. Debe ser posible reconocerla en el sector al que pertenece;

* nivel: son tres los posibles, y su determinación tiene lugar de acuerdo con el grado de autonomía, complejidad y responsabilidad que se necesitan para llevar a cabo la actividad laboral;

* competencia: a cada cualificación se le asocia una competencia general, en la cual se definen de forma breve las funciones y los cometidos que resultan esenciales en un profesional del campo en cuestión;

* entorno profesional: es la descripción del ámbito profesional en el cual se realiza la actividad. Es necesario especificar la clase de organización, el servicio o el área dentro de la misma, los sectores productivos, los puestos de trabajo y las ocupaciones que resultan relevantes.

Las cualificaciones se organizan en las denominadas unidades de competencia, que son los agregados mínimos de conocimientos y capacidades que pueden ser reconocidos y acreditados. Cada una de las unidades se encuentra relacionada con un módulo formativo, que describe el grado mínimo de formación y de referencia para poder adquirirla. Con esta estructura es posible evaluar a cada trabajador y acreditarle sus unidades, las cuales puede obtener por diferentes medios, como se menciona más arriba.

Muchas veces la idea de cualificación se opone a la noción de cuantificación. Mientras que cualificar se vincula a las cualidades de algo, cuantificar refiere a las cantidades.

Existe una confusión entre este término y calificación, que conduce muchas veces al uso de uno en lugar del otro. Sin embargo, es importante señalar que el significado de este último es diferente, ya que hace referencia al grado de una escala dada (el cual se expresa a través de una puntuación o de una denominación) que puede recibir una persona para valorar el nivel que ha alcanzado en una prueba, un ejercicio o un examen.

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