Definición de convento

Antes de proceder a conocer el significado del término convento, se hace necesario proceder a descubrir su origen etimológico. En este caso, tenemos que exponer que deriva del latín, exactamente de “conventus”, que puede traducirse como “reunión” o “congregación”. Palabra que emana del verbo “convenire”.

Llegó al castellano como convento. Así se denomina al sitio donde conviven religiosas o religiosos de acuerdo a las reglas establecidas por su instituto.

Un convento, por lo tanto, es un monasterio o una vivienda de clérigos. El origen del término se vincula a la asamblea donde los ciudadanos romanos se congregaban para tratar diversas cuestiones judiciales o administrativas. Con el tiempo, el concepto pasó a emplearse con referencia a la vida religiosa.

Los conventos son establecimientos donde los religiosos llevan una existencia en comunidad. Quienes viven en un convento, más allá de esta elección, mantienen un vínculo con aquellos que residen afuera del edificio, a diferencia de lo que ocurre con los regimenes de clausura.

La construcción de conventos se hizo frecuente desde el siglo XIII, cuando empezaron a consolidarse las ciudades y los religiosos deseaban instalarse en ese tipo de urbes sin alejarse de la gente. Por lo general los conventos contaban con una iglesia o capilla, una sala de reuniones, un comedor y las diferentes celdas de los religiosos.

El Convento de la Santo Domingo, en la ciudad española de Plasencia, es un ejemplo de esta clase de lugares. Fue creado en el siglo XV, anexo al palacio de los condes de Plasencia. El edificio de estilo gótico tardío actualmente es la sede del Parador Nacional de Plasencia.

Otro ejemplo es el Convento de Cuilápam, en la localidad mexicana de Cuilápam de Guerrero. Su construcción se desarrolló en el siglo XVI.

Es importante saber que hay distintos tipos de conventos y entre ellos destacan los de clausura. En los conventos de clausura viven las monjas que, entre otras normas fundamentales, tienen la obligación de no salir de aquellos. Además, se da la circunstancia de que tampoco deben permitir que personas del exterior entren al convento.

De esta manera, están “retiradas” del exterior, recluidas y pasan su vida entre las paredes de esos conventos donde se dedican a orar y a trabajar. Sobre todo, a lo primero y es que este tipo de conventos tienen sentido porque se considera que el hecho de ser de clausura facilita y favorece que exista un clima de oración y recogimiento en el que sea más posible la unión mística con Dios.

En el mundo son muchos los conventos de este tipo que existen, destacando, por ejemplo, el de la Adoración Perpetua que está en Berga (Barcelona) y donde residen las Adoratrices Perpetuas del Santísimo Sacramento o el de la Purísima Concepción, que se sitúa en León y que acoge a las hermanas Concepcionistas Franciscanas. Eso sin olvidar el de Santa Clara de Valladolid, donde viven las Carmelitas Descalzas, o el de Nuestra Señora de la Consolación de Palencia, donde residen las Clarisas Franciscanas.

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