Definición de cita

La idea de cita puede utilizarse para nombrar a un encuentro pactado por dos o más individuos, que acuerdan reunirse con un determinado fin. Por ejemplo: “Mañana tengo una cita con una chica de mi colegio”, “El médico me dio cita para la semana próxima”, “Estoy tratando de coordinar una cita con el abogado de la empresa pero no tengo suerte”.

Cuando dos personas fijan un día, un horario y un lugar de encuentro, establecen una cita. El concepto suele utilizarse con referencia a las reuniones que se pactan con un posible fin romántico. Supongamos que un joven se siente atraído por una compañera de trabajo. Al detectar ciertas señales de la chica, decide invitarla a salir. Así ambos acuerdan una cita: ir al cine el sábado por la noche. En dicha cita los dos podrán conocerse mejor y, si todo marcha bien, tal vez sea el comienzo de una pareja sentimental y establezcan un noviazgo.

Las citas también suelen ser otorgadas por profesionales que necesitan organizar su agenda para encontrarse con sus clientes o pacientes. Un kinesiólogo, por citar un caso, concede citas para atender a sus pacientes en diferentes turnos. De este modo la gente ya sabe cuándo podrá ver al especialista y no pierde tiempo en largas esperas.

Por lo general, no es el médico quien concede una cita de manera directa a sus pacientes, sino que confía en la organización de otra persona, quien hace las veces de secretario y recepcionista. Después de una consulta, si es necesario un seguimiento, el médico puede sugerirnos que pidamos una nueva cita a su ayudante, por lo tanto, que es quien le lleva la agenda y puede indicarnos cuándo se encontrará disponible nuevamente.

Dado que se trata del trabajo de otras personas, debemos respetar nuestra obligación de asistir a la cita médica o, en su defecto, de ponernos en contacto con la clínica para comunicarles que nos ha surgido un imprevisto. De esta manera, les damos la oportunidad de concederle la cita a otra persona. En la actualidad, es normal que nos envíen un recordatorio por teléfono el día anterior para confirmar nuestra asistencia.

También se llama cita a una nota o una mención que sirve como prueba o testimonio de algo que se señala. Las citas implican la reproducción de una declaración ajena en un discurso propio.

Una crónica periodística puede indicar: “El presidente manifestó su confianza en una pronta recuperación económica. ‘Vamos a crecer al menos un 3% en el próximo semestre’, aseguró el mandatario”. En este ejemplo, la frase “Vamos a crecer al menos un 3% en el próximo semestre” es una cita de un presidente que se incluye en el artículo de un periodista.

La recolección y memorización de citas de diferentes ámbitos puede resultar muy útil. Por ejemplo, los escritores suelen homenajearse mutuamente incluyéndolas en sus obras. Aquí tenemos un uso «positivo», por así decirlo, de este recurso, ya que sirve para resaltar la importancia o la validez de las palabras del otro, y conseguir que se vuelvan más conocidas, divulgarlas en diferentes ámbitos para que más personas puedan admirarlo.

Claro que citar a alguien también puede hacerse con la intención opuesta: subrayar sus errores ideológicos o repetir alguna declaración suya que lo deje mal parado para que no le sea fácil seguir adelante. Esto puede llevarlo a cabo un candidato a un puesto político para difamar a sus competidores, basándose en algo que hayan dicho que no les convenga esparcir, quizás porque se les haya escapado o porque no hayan pensado dos veces antes de hablar. Por ejemplo: «Yo les prometo un mandato responsable, opuesto al que les daría mi competidor, quien dijo —y cito— ‘cuando veo niños pobres, subo la ventanilla''».

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