Definición de cenestesia
El término cenestesia, que deriva del francés cénesthésie aunque sus orígenes más remotos se encuentran en la lengua griega, hace referencia a las sensaciones que una persona experimenta respecto a su propio cuerpo.
La cenestesia está vinculada a la propiocepción (concepto que también se conoce con el nombre de interiocepción), que es la percepción inconsciente que un individuo tiene sobre la ubicación y los movimientos de su cuerpo más allá de la intervención de los sentidos de la vista, el olfato, el oído y el tacto. La idea, empleada en el terreno de la psicología, alude a la sensación que un ser humano dispone de la existencia de su cuerpo.
Nuestro organismo cuenta con una serie muy amplia de receptores sensoriales y terminaciones nerviosas que nos proveen sensibilidad interna. Los denominados propioceptores se encuentran en varias partes del cuerpo, como ser los tendones, los músculos, el aparato vestibular y las articulaciones. Cuando se estimulan, nos es posible saber en qué posición nos encontramos, o bien a qué velocidad y aceleración estamos moviéndonos.
De este modo, podemos decir que los propioceptores son una especie de interorreceptores que se encuentran agrupados en un subsistema en el cual están los receptores ligados al movimiento y el equilibrio del cuerpo, así como los sensibles a la presión de la sangre y los quimiorreceptores sensibles a la concentración de dióxido de carbono, oxígeno y pH. Otras sensaciones como el dolor, el hambre, el deseo de evacuar el intestino, la temperatura y el estado de la vejiga también se pueden percibir por estos medios, que forman parte de la cenestesia.
Suele decirse que la cenestesia es una sensación difícil de definir ya que menciona una cuestión algo abstracta. Cada persona siente el interior de su cuerpo de una forma que solo ella sabe: esa experimentación de lo interno es la cenestesia.
Así como la descripción de nuestros sentimientos, algo aún más abstracto, no suele coincidir milimétricamente con la de nuestras personas allegadas, lo mismo ocurre con la forma en la que percibimos el interior de nuestro cuerpo y los fenómenos que allí tienen lugar.
Tomemos por ejemplo el hambre, una de las sensaciones que todo ser humano debe experimentar al menos una vez al día: hay quienes no pueden dejar pasar ni una de las comidas fundamentales (desayuno, almuerzo, merienda y cena) e incluso agregan otras para calmar la ansiedad, mientras que también están aquéllos que parecen saciarse con una ración propia de un ave.
El artista Alberto López Claro, nacido en el año 1882 en la Municipalidad de Azul, Provincia de Buenos Aires, Argentina, es el autor de un cuadro titulado El hombre (problema de cenestesia), pintado en óleo y publicado aproximadamente en el año 1945. López Claro adoptó el seudónimo de Claudio Lantier en 1931, razón por la cual su obra se puede encontrar firmada con ambos nombres.
Es importante no confundir la cenestesia con la cinestesia. Este segundo vocablo refiere, según el diccionario de la Real Academia Española (RAE), a la percepción de la posición y el equilibrio de las distintas partes del cuerpo.
La sinestesia, por otro lado, es la sensación que se genera en una región corporal como consecuencia de un estímulo que se aplicó en otro sector. La noción también puede usarse para nombrar a la imagen propia de un sentido que está dada por otra imagen que se experimenta por un sentido diferente. La retórica, por su parte, emplea la idea de sinestesia para denominar a la vinculación de dos imágenes que provienen de distintos sentidos.
Cenestesia, cinestesia y sinestesia, en definitiva, son conceptos que se asocian a las sensaciones pero que tienen diferentes significados específicos.