Definición de catáfora
El vocablo del latín tardío cataphŏra, que alude al “ocaso de un astro”, llegó al griego como kataphorá (traducible como “caída”). El concepto arribó a nuestro idioma como catáfora, que se emplea en el terreno de la lingüística.
Se llama catáfora al vínculo que se instituye entre un elemento gramatical y una o más palabras que, en el discurso, se mencionan después. De esta manera, la catáfora implica anticipar algo que se expresará luego.
Veamos un ejemplo. Alguien puede comentar: “Te había advertido sobre esto, que la situación iba a complicarse tras el verano”. En este caso, la catáfora se forja entre “esto” y “que la situación iba a complicarse tras el verano”. Como se puede advertir, la persona primero realiza un adelanto sobre una advertencia que hizo y finalmente detalla qué es aquello que, justamente, se encargó de advertir.
Suele considerarse que la catáfora es una deíxis o deixis. Es decir, un señalamiento a una expresión, a un sitio, a una persona, etc., que se realiza a través de determinados elementos gramaticales. También hay quienes la califican como una figura literaria.
“Tengo todo lo necesario para el viaje: el bolso con la ropa, los pasajes, mis documentos personales y la billetera con dinero” es otro ejemplo de catáfora. En la primera parte de la oración, podemos encontrar una alusión a “todo lo necesario para el viaje”, mientras que en el segundo tramo se concreta la catáfora con la mención a “el bolso con la ropa, los pasajes, mis documentos personales y la billetera con dinero”.