Definición de aturdido
El adjetivo aturdido está vinculado al verbo aturdir: trastornar, alterar, embrollar o confundir. Quien está aturdido, por lo tanto, padece de aturdimiento (un trastorno pasajero de los sentidos o de la capacidad de razonar).
Por ejemplo: “El golpe en la cabeza me dejó algo aturdido”, “Creo que el presidente está aturdido: debería analizar la situación con calma y tomar decisiones más inteligentes”, “El joven fue encontrado por una agente mientras caminaba aturdido por las calles del centro”.
Se dice que un sujeto está aturdido cuando, después de sufrir un impacto en su cabeza, padece un estado de confusión que le impide ver, escuchar, hablar o pensar con normalidad. Los traumatismos en la cabeza pueden provocar una conmoción cerebral debido a que el golpe afecta a las neuronas.
Un accidente automovilístico, un golpe en el marco de la práctica de un deporte o una caída de una altura considerable pueden hacer que una persona quede aturdida. En ocasiones, el cuadro se revierte de manera espontánea en poco tiempo, mientras que en otros casos se requiere de asistencia médica.
El aturdimiento que suelen sentir las personas luego de un impacto acarrea mareos: además de no poder percibir con claridad los estímulos sensoriales que los rodean, creen que van a perder el equilibrio y desplomarse en cualquier momento. Cuando un profesional de la salud aborda a un paciente con un cuadro de este tipo, suele hacerle una serie de preguntas para evaluar la situación y saber cómo proceder.
Dependiendo de la gravedad del caso y de la estabilidad del paciente, el médico puede pedirle que se coloque en distintas posiciones y posturas, preguntándole a cada paso si experimenta alguna mejoría; por ejemplo, puede indicarle que se siente y que se recueste, y luego preguntarle si desaparece o disminuye la sensación de mareo y si deja de sentirse aturdido.
También se dice que alguien está aturdido cuando actúa de manera atolondrada: es decir, cuando no reflexiona sobre sus acciones. Un exceso de información, la necesidad de resolver algo con rapidez o las presiones externas pueden llevar a un individuo a estar aturdido: “Espera un momento, estoy aturdido: déjame ver los balances de los últimos semestres y luego te doy mi opinión”, “No creo que sea conveniente apurar a Osvaldo, lo noto aturdido con la noticia”.
En este sentido menos literal, el aturdimiento se encuentra relacionado con el estrés, y por eso resulta necesario dar con la razón de tal sensación para resolver el problema de raíz. Si una persona se encuentra atravesando una etapa demasiado difícil, colmada de presiones y exigencias que no le permiten pensar con claridad es normal que llegue a perder la percepción de sus propias facultades y que entre en un estado en el cual todo parezca imposible de resolver.
Sentirse aturdido ante una situación complicada no es sinónimo de carecer de las habilidades necesarias para superarla, sino no poder enfocarse para entender cómo hacerlo. El aturdimiento acústico, después de todo, ocurre cuando el oído recibe un exceso de ruido o bien sonidos difíciles de distinguir, especialmente con una intensidad que supere los decibelios que el oído es capaz de soportar.
Los trastornos de ansiedad generalizada provocan varios síntomas, entre los que se encuentran la confusión, los mareos, el dolor de cabeza y el aturdimiento mental. Si bien hay personas que tan sólo atraviesan esta sensación en momentos puntuales, hay otras que deben soportarlo durante varias horas. El aturdimiento mental no permite el desarrollo de las actividades cotidianas, ni siquiera de las menos complejas, como puede ser hacer la lista de la compra. La solución definitiva consiste en eliminar aquello que provoca la ansiedad; los métodos intermedios para reducir el malestar incluyen ejercicios de relajación, meditación y respiración.