Definición de año litúrgico

Antes de entrar de lleno en el esclarecimiento del significado del término año litúrgico, se hace imprescindible conocer el origen etimológico de las dos palabras que le dan forma:
-Año procede del latín, exactamente de “annus”, que tiene el mismo significado que en castellano.
-Litúrgico, por otro lado, se trata de un término de origen griego. En concreto, procede de “leitoyrgikos” que puede traducirse como “relativo a las ceremonias religiosas”. Es fruto de la suma de tres partes claramente diferenciadas: el sustantivo “leiton” (casa de gobierno), el elemento “ergon” (trabajo) y el sufijo “-ico”, que se emplea para indicar “relativo a”.

Un año es un periodo temporal que se extiende por doce meses. Por lo general la noción se asocia al año del calendario, que comienza el día 1 de enero y finaliza el 31 de diciembre. Sin embargo, hay distintas clases de año de acuerdo a cómo se mide el tiempo, que incluso pueden tener menos o más de doce meses (como el año escolar).

En el caso del año litúrgico, se trata del nombre que recibe el año que rige las festividades de la Iglesia cristiana, cuyo comienzo se encuentra en la domínica inicial del Adviento (es decir, en el primer domingo del tiempo litúrgico que precede a la celebración de la Navidad; dicho tiempo tiene una extensión de cuatro semanas).

El año litúrgico, de este modo, organiza los diversos tiempos litúrgicos que están vinculados a los actos de culto, que a su vez derivan de la Biblia. Los fieles, siguiendo el año litúrgico, pueden conocer qué oraciones deben rezarse en cada momento y saber qué colores lucirá el celebrante del rito en el marco de liturgia.

Además de todo lo expuesto, no podemos pasar por alto que para los cristianos el año litúrgico tiene dos claras funciones:
-Por un lado, una misión de tipo salvífica, en tanto en cuanto reciben durante ese periodo la gracia del gozo íntimo de la salvación, la de la esperanza cristiana, el coraje y la valentía, la conversión del corazón…
-Por otro lado, se establece que ese año litúrgico cuenta con un objetivo de tipo catequético. Sí, porque, a través del mismo, se aprenden los misterios de Cristo: Navidad, Epifanía, Muerte, Resurrección…Así, por ejemplo, en Navidad se conmemora el nacimiento de Jesucristo mientras que en la Pascua se opta por hacer lo propio con la pasión, la muerte y la resurrección del mismo.

Aunque hay celebraciones cuya fecha se mantiene fija todos los años (como la Navidad, que se festeja el 25 de diciembre), otras cambian (como la Pascua). El año litúrgico tiene particular relevancia en estos casos, cuando las celebraciones son móviles y es necesario tener presente en qué momento se celebran cada año.

Es importante conocer que el año litúrgico posee dos ciclos: el temporal cristológico, que es el que gira en torno a Cristo y el santoral. Este último es el que está dedicado a los santos y a la Virgen.

Si nos centramos en la Iglesia católica apostólica romana, el año litúrgico está formado por el Tiempo Ordinario, el Tiempo de Adviento, el Tiempo de Navidad, el Tiempo de Cuaresma y el Tiempo de Pascua.

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