Definición de anilina
El vocablo portugués anil, que puede traducirse como “añil”, llegó al alemán como Anilin, a su vez derivado en el francés aniline. A nuestro idioma el concepto arribó como anilina.
La anilina es una amina: es decir, una sustancia que deriva del amoníaco (un gas que se forma con un átomo de nitrógeno y tres átomos de hidrógeno). Este compuesto orgánico se emplea de distintas formas en el ámbito industrial.
Por lo general la anilina se utiliza como colorante y para la elaboración de pinturas. El químico británico William Perkin (1838-1907) fue quien advirtió que la anilina, a partir de su oxidación y dilución, permitía obtener tintes sintéticos. El descubridor de la anilina, sin embargo, fue el alemán Otto Unverdorben (1806-1873), cuyo hallazgo tuvo lugar en 1826, tres décadas antes de los experimentos de Perkin.
El desarrollo de herbicidas, la producción de caucho y la fabricación de explosivos también pueden llevarse a cabo con el uso de anilina. Cabe destacar que las moléculas pueden disolverse en numerosos solventes orgánicos, son ligeramente solubles en el agua y no se evaporan con rapidez a temperatura de ambiente.
Es importante subrayar que la anilina es tóxica y puede generar diversos perjuicios a la salud a partir de su inhalación, su ingesta o incluso su contacto. Esto se debe que la anilina provoca daños en la hemoglobina.
Cefalea, mareos, irritación cutánea y convulsiones son algunos de los trastornos que la anilina está en condiciones de causar en las personas. Por eso se recomienda evitar la exposición prolongada y el contacto directo.